Quería ver Flight por dos razones: la dirección de Robert Zemeckis (una de mis debilidades) y la interpretación de Denzel Washington (que sigue siendo uno de los grandes). El tema, el argumento, la película en sí… no me interesaban demasiado. Y me he llevado una pequeña sorpresa porque, aunque no se trate de un peliculón, Zemeckis te engancha desde el principio. Para empezar, la película la han vendido mal. En los trailers y en los anuncios tratan de mostrarnos una historia de juicios y de viajes en avión y de catástrofes. Y, aunque Flight tiene algo de eso, en realidad es un filme sobre el alcoholismo. Una especie de Leaving Las Vegas, con un hombre obstinado en autodestruirse; un hombre que acaba envuelto en la telaraña de sus mentiras. Mientras uno ve Flight piensa: “Este tío (Zemeckis) tiene oficio, se le nota, aún sabe cómo contar una historia para el público adulto tras sus años dedicado a la animación”. Ese oficio, sin embargo, no resiste el empuje de cierto tufillo conservador que jode un poco el resultado final. Daré dos ejemplos (y son SPOLIERS): Hollywood está muy pendiente de quiénes fuman en sus películas, y es notorio que, en ésta, sólo fumen tres personajes marcados por la cercanía de la muerte o adictos a diversas sustancias (la adicta a las drogas que sobrevive a un mal viaje, el piloto que se machaca con alcohol y cocaína y lo que se tercie, el enfermo de cáncer de pulmón), y esos tres personajes confluyen en una escena, los tres con sus pitillos; el segundo ejemplo atañe a la conclusión de la película, ya que, inevitablemente, acaban saliendo los conceptos de culpa, redención, etcétera. Por lo demás, ya digo: Zemeckis sabe contar la historia de un piloto que salva a casi todo el pasaje del avión pero del que se descubre que lo hizo drogado y bebido, lo cual plantea interesantes debates; y, por si fuera poco, Washington hace un gran trabajo.
Quería ver Flight por dos razones: la dirección de Robert Zemeckis (una de mis debilidades) y la interpretación de Denzel Washington (que sigue siendo uno de los grandes). El tema, el argumento, la película en sí… no me interesaban demasiado. Y me he llevado una pequeña sorpresa porque, aunque no se trate de un peliculón, Zemeckis te engancha desde el principio. Para empezar, la película la han vendido mal. En los trailers y en los anuncios tratan de mostrarnos una historia de juicios y de viajes en avión y de catástrofes. Y, aunque Flight tiene algo de eso, en realidad es un filme sobre el alcoholismo. Una especie de Leaving Las Vegas, con un hombre obstinado en autodestruirse; un hombre que acaba envuelto en la telaraña de sus mentiras. Mientras uno ve Flight piensa: “Este tío (Zemeckis) tiene oficio, se le nota, aún sabe cómo contar una historia para el público adulto tras sus años dedicado a la animación”. Ese oficio, sin embargo, no resiste el empuje de cierto tufillo conservador que jode un poco el resultado final. Daré dos ejemplos (y son SPOLIERS): Hollywood está muy pendiente de quiénes fuman en sus películas, y es notorio que, en ésta, sólo fumen tres personajes marcados por la cercanía de la muerte o adictos a diversas sustancias (la adicta a las drogas que sobrevive a un mal viaje, el piloto que se machaca con alcohol y cocaína y lo que se tercie, el enfermo de cáncer de pulmón), y esos tres personajes confluyen en una escena, los tres con sus pitillos; el segundo ejemplo atañe a la conclusión de la película, ya que, inevitablemente, acaban saliendo los conceptos de culpa, redención, etcétera. Por lo demás, ya digo: Zemeckis sabe contar la historia de un piloto que salva a casi todo el pasaje del avión pero del que se descubre que lo hizo drogado y bebido, lo cual plantea interesantes debates; y, por si fuera poco, Washington hace un gran trabajo.