Antes de todo, quiero aclarar que esta publicación no es representativa de la flora y la fauna conquense.
El escrito de hoy he querido enfocarlo a aquellos elementos que se han cruzado en mi camino por Cuenca. Algunos son representativos de la zona, aunque otros lo son únicamente para mí.
He intentado reflejar la simbología de cada planta y de cada animal dentro de lo que es la cultura occidental y sus diferentes religiones y, por otra parte, la significación que tiene para mí.
Por ello, entre la cebada, los girasoles y los gorrinos conquenses, no os extrañe que haga alusión a las amapolas o a las hormigas, pues como ya os he adelantado, mi experiencia está entremezclada entre estos clásicos de la provincia de Cuenca.
También quiero aclarar que para saber las significaciones de todo lo que he elegido, me he basado principalmente en el libro de Lucia Impelluso La nature et ses symboles.
Sin más dilación, comencemos por la flora que vi en Cuenca. Si encontráis algún error o algo que matizar o puntualizar, tenéis al final los comentarios. No soy botánica ni bióloga, así que probablemente patine en algún que otro apartado.
El árbol de mi mamá, conocido desde época antigua como emblema de la paz en todas las civilizaciones y religiones de la cuenca mediterránea.
El olivo es un árbol consagrado a Minerva, diosa romana de la sabiduría, las artes, la estrategia militar, además de protectora de Roma y patrona de los artesanos.
El olivo simboliza paz y concordia, además de ser atributo de las alegorías de la Mansedumbre, la Misericordia, la Paz y de la Unión Civil. También es emblema de la orden religiosa de Nuestra Señora del Monte de los Olivos.
En Cuenca hay bastantes olivos. En los pueblos por los que tengo que trabajar oyes cómo hablan de las plantaciones de los mismos. Si ya no son productivos, los arrancan. Cada vez que me cuentan cómo los arrancan deben de flipar con la cara que se me pone. Pero más flipo yo, que no tengo una visión económica o de producción sobre ellos, sino que me parecen unos árboles preciosos que no entiendo por qué hay que hacerlos sufrir al arrancarlos.
La vid está relacionada con Baco, el dios romano del vino, y también con las ménades, las sacerdotisas de este dios. Cuando se celebraban las Bacanales, quienes participaban en estas festividades se ponían en la cabeza, a modo de corona, ramitas trenzadas con hojas de las vides.
La vid es un atributo de Jesucristo, símbolo eucarístico, es la sangre de Jesús desde el momento de la Pasión, además de vincularse al otoño, al mes de septiembre y a las alegorías de la Alegría, la Solidaridad Conyugal, la Cooperación y la Amistad.
En Cuenca también hay viñas. Y los agricultores con los que tengo que hablar por mi trabajo, si no están a la siega, es a las olivas, lo siguiente la siembra, el ganado, abonar o que tienen una entrevista con un ovni. Muy trabajadora esta gente, pero yo también quiero mi hueco. Ja, ja, ja.
Se trata de los cereales por excelencia y su diosa es Ceres, diosa de los cereales y de la agricultura por mostrar al hombre cómo cultivar la tierra, cómo sembrarla, cómo recoger el cereal y cómo transformarlo en alimento. Pero conceder este don a los hombres no fue de manera altruista, sino que fue en agradecimiento por haber encontrado estos a su hija Proserpina.
El trigo es un símbolo eucarístico que se atribuye a las alegorías de la Abundancia, el Verano y a los meses de junio y julio.
En Cuenca me contaron que el cultivo del trigo daba muchas ganancias pero que era delicado sacarlo adelante por el tema de las heladas al principio. Así que si siembras trigo, te arriesgas a tener muchos beneficios o pérdidas.
Por otro lado, me prometieron un ramillete de sus doradas espigas y en eso se quedó, en una promesa que el aire se llevó.
Por la parte que le toca a la cebada, yo veo todas las parcelas llenas de ella, así que debe de ser que se da bien este cereal en esta provincia. Pero bueno, qué otra cosa se puede decir de Cuenca, si sus tierras de labor están destinadas a cereales.
Es el árbol ligado a Júpiter y siempre ha sido venerado por la majestuosidad de su tronco, de sus ramas y por su frondosidad, además de por la resistencia de su madera. Esta resistencia hace que se convierta en imagen de la fortaleza tanto física como moral.
Su significación se atribuye al árbol de la vida, a la salud (tas como un roble, manín, acompañado de fuertes palmetazos en la espalda), a la entereza de la fe de los santos y, por otra parte, a las alegorías de la Fuerza y de la Prosperidad.
Es curioso que muchos de los pueblos de la provincia conquense por los que he pasado recuerden algún incendio desastroso para sus montes y tierras, resultando las zonas menos afectadas aquellas que tenían robles y no pinos. Así que supongo que es un testimonio de la fortaleza de su madera.
El girasol se encuentra relacionado con Clitia, una ninfa enamorada de Helios, el dios sol.
Como “buena” enamorada, Clitia espiaba a Helios en sus idas y venidas de Este a Oeste. En una de esas lo pilló en pleno fruski fruski con otra y Clitia, como buena chismosa, lo contó por ahí. Así que Helios la despreció y ella quedó observándolo tristemente desde la distancia, hasta que los dioses la convirtieron en heliotropo o girasol.
Así que ya veis, la característica del girasol de girarse ante el sol y no poder mirarlo acaba simbolizando el sacrificio.
Cuenca es un buen productor de girasoles y, aunque cae de cajón, los hay de aceite y de pipa. Que hasta que no me lo contaron, nunca me había parado a pensarlo (os recuerdo que soy de Asturias, ja, ja, ja).
Los de pipa se plantan más separados para que puedan desarrollarse mejor y porque son recogidos a mano. Lo que aprende una por estos pueblos y durante las conversaciones que se dan en los viajes en coche en mi proyecto =).
También me prometieron girasoles por otros lares y esta vez cumplieron por partida doble (vuelvo a recordar que soy de Asturias y allí lo de los girasoles…, como que no. Así que me hicieron mucha ilusión y los sigo teniendo en mi casa).
Unos inmensos de aceite los logré parándonos en medio de la carretera de Arcas y, otros más bebés, a la vuelta de Valeria, fueron logrados trastabilleando un poco entre lo sembrao. Claramente el equilibrio y la coordinación no son lo nuestro, ja, ja, ja.
El pistacho es un fruto muy cotizado y se considera uno de los mejores de Canaán, por ello lo ofrece Jacob a sus hijos en modo de obsequio para el Hombre egipcio.
No encontré la simbología ni la deidad asociada al pistacho, pero descubrí que también es llamado alfóncigo. ¡Qué palabra tan graciosa! En Castilla La Mancha es considerado el oro verde, pues sus beneficios son cuantiosos y cada vez más se ven plantaciones de este fruto.
Se asocia a las deidades Deméter, Cibeles y también a Silvano, quien era el dios de los bosques para los romanos.
Simboliza la inmortalidad y la fuerza vital; el piñón se asocia a lo sagrado, a la conciencia y al conocimiento.
Los bosques que he encontrado en mis excursiones por la provincia conquense son todos de pino. Pinus pinaster (si no lo decía me daba un mal ja, ja, ja), el pino rodeno, pino marítimo, pino rubial o pino negral, con todos ellos he tenido algún contacto aunque no los sepa diferenciar. Ello se debe a los parajes que nos señalan los agricultores y pastores cuando tratamos con ellos y también a mis paseos.
El almendro
A ver si centro la bola para contaros lo de los dioses asociados a este árbol y a su fruto.
Agdistis era un/a dios/a tanto griego como romano que se caracterizaba por poseer una naturaleza salvaje y fuera de control. Además, los otros dioses lo/la veían como una amenaza y deciden dormirlo/la para matarlo/la (¿por qué no seré leísta? Ja, ja, ja). Consiguen que se duerma y le atan sus genitales a sus pies, de manera que cuando se despierta se auto castra (sí, yo también estoy flipando).
La sangre desparramada de tal amputación fertiliza la tierra donde posteriormente nace un almendro. Pero no acaba aquí el tema. Nana, que es hija de un dios, toma varias almendras de ese árbol y se las coloca en el pecho y en el vientre, quedando así embarazada. Termina dando a luz a Attis, quien digamos que procede de una almendra. Reconocedlo, ya tardaba en aparecer la extravagancia en mis escritos xD.
En cuanto a su significado, es luz, el que despierta o quien vigila.
En Cuenca hay bastantes almendros repartidos por su geografía y, si bien es verdad que no es el Valle del Jerte con sus cerezos en flor, son igualmente preciosos.
Fotografía hecha por mi compi Santiago Martínez Millán
Las propiedades somníferas de las amapolas son conocidas desde bien antiguo. De hecho, en la antigua Grecia se solía representar a Hipnos, el dios del sueño, con una corona de amapolas en su testa.
La amapola se atribuye a Hipnos que, como ya dijimos, es el dios del sueño, y, por otro lado, a Morfeo, dios de los sueños y de la noche.
Así que las amapolas simbolizan el sueño, la noche, la muerte, la Pasión de Cristo y la eucaristía.
He metido aquí la amapola porque al salir a pasear un día con mi perra, doblé una esquina y encontré esta nota de color sobre el asfalto que me alegró el día.
Por último, os dejo la flor con la que comenzó el cambio de estación en Cuenca para mí. Fue el primer punto de color que vi en mis paseos con la Kira y se merece un lugar en esta publicación, aunque a pesar de ser de las primeras de la primavera no sean una prímula.
Y para finalizar, quiero agradecer a mi compi Santi la guerra que le he dado para que me sacara fotos representativas de aquello de lo que os he hablado. Y también a mis compis Sergio y Rubén por estamparme una sonrisa en la cara al hacerme conseguir girasoles.
En la siguiente entrada os dejo la fauna conquense.
Espero que os haya gustado. Lo podéis compartir con vuestros amigos.