Para que los bulbos de la primavera florezcan en verano, otoño e incluso invierno, deberemos meterlos en el frigorífico o en su defecto en un sitio frío y oscuro. Transcurridos treinta días los sacaremos y los colocaremos en un sitio cálido y muy luminoso. Al cabo de un par de semanas florecerán como en si fuese primavera.