Recuerdo cuando leí por 1ªvez unos párrafos de Foucault sobre el poder y cómo se me aclararon una serie de incógnitas que siempre me habían perseguido, como si se tratara de una revelación, comprendí por qué el mundo no es que funcione mal es que no funciona.
En aquel tiempo, quien mandaba en mi casa era mi padre, que, al propio tiempo, no cumplía con ninguna de sus obligaciones legales, simplemente porque tenía o detentaba el poder. Igual sucedía en el colegio, dominado por un antiguo comandante del ejército depurado por Franco por no incorporarse a su revuelta. El peso del trabajo lo llevaba el profesor de latín que, al propio tiempo, daba también filosofía, griego y alemán, pero era un hombre cultivado que odiaba la violencia no sólo la física que nos aplicaba el militar con salvajes castigos propinados con un taco de billar recortado sino también la moral, de modo que nunca se atrevió a enfrentarse con aquel basilisco que transformó el colegio en una pequeña academia militar.
Y algo parecido sucedía con mi grupo de amigos, dominado por mi primo Manolo, hijo del militar, todos acatábamos sus órdenes sin ninguna oposición.
El poder es así, se apoya en cualquier causa para imponerse y lo hace, si puede, despóticamente.
Si damos un salto, vemos cómo en la sociedad mandan los que tienen el dinero porque, si ellos quieren, la ciudad se queda sin luz porque la compañia eléctrica desenchufa un interruptor, y la cocina pierde su función si el dueño de la red de supermercados cierra sin avisar. Lo mismo podíamos decir de otros servicios y cerraríamos el círculo de nuestra dependencia de los poderes fácticos.
Vivimos, pues, porque unos señores nos lo permiten. Y estos poderosos se organizan en una especie de pirámide en cuya cúspide se halla el "primus inter pares", el que ha sido más listo o ha tenido más apoyos para acaparar en sus manos la mayor parte de los recursos del poder.
Este hombre, en España, se llama Florentino, Florentino Pérez. No hay un sólo ramo de la producción que no domine, supo desde el primer momento lo que tenía que hacer y ha dedicado toda su vida a adueñarse de todo lo que en nuestro país representa poder, de tal modo que todo lo que se mueve aquí lo hace bajo su dominio.
Sus fervientes partidarios, casi la mitad de la población del país, que le adoran porque también ha sabido adueñarse sin poner un sólo céntimo de su bolsillo, como él no se cansa de repetir, del Real Madrid, se esforzarán en decir que exagero, que saco las cosas fuera de sus límites, que sí, que efectivamente, este hombre con su inteligencia y con su trabajo ha conseguido situarse al frente de muchas compañías nacionales, pero no hay nada más, ni conspiraciones políticas ni siquiera empresariales, pero yo afirmo tajantemente que no se mueve ni una hoja de un árbol en nuestra nación sin que él lo permita porque no sólo es el amo, el dueño, el cacique, el padrino, sino que, además, le gusta el ejercicio del poder y exige una sumisión al límite. El otro día, cuenta la prensa, llegó a un sitio, en el que había un encargado de aparcar que no se apresuró a abrirle la puerta y le increpò duramente: “Pero v. ¿para qué se cree que está aquí?”, literalmente.
Es muy ilustrativo de su poder y de su manera de ejercerlo su comportamiento con 2 personas que estuvieron en su entorno: Ramón Calderón y Vicente del Bosque.
Como buen ejerciente del poder casi no deja huellas, pero no sé qué le haría a Calderón que éste llegó a decir que temía por su vida y en cuanto a del Bosque, interrogado por de la Morena, en su programa radiofónico, éste le extrajo con forceps que sentía miedo, mucho miedo porque nuestro hombre tenía un poder ilimitado y no dudaba nunca en ejercerlo.
Hace unos meses, un comentarista en una revista de deportes decía “pero qué poder no tendrá este hombre que ningún diario, ninguna revista, ninguna emisora de radio o tv se atreve a publicar la carta que le ha dirigido Calderón”. Este señor parece que ignoraba que cualquier medio de prensa sobrevive hoy gracias a los anuncios comerciales de las empresas y nuestro hombre es el amo de casi todas ellas de modo que si alguna se atreve a desagradarle, el grifo de ingresos se cerrará y la industria de información, sea cual fuere su tamaño, tendrá que cerrar.
Esto es el poder. Tener en tus manos la supervivencia de los otros, de tal modo que, si tú quieres, la empresa que no se ajuste a lo que tu deseas, dejará de existir más tarde o temprano.
Hoy, las primeras de todos los deportivos de este país recogen la información de El Confidencial: "Florentino Pérez y Villar pactaron la sanción a Mourinho.-A mucha gente le sorprendió la reducida sanción a José Mourinho por el dedo en el ojo de Tito Vilanova. "El Confidencial" da una posible explicación...".
Yo ya lo anuncié entonces, aquí : que nadie espere justicia en este asunto estando por en medio Flotentino Pérez.