Sorprendente la alineación que Florentino sacó ayer, tan sorprendente que el propio Benítez no sabía ni cómo justificarla, aunque los aficionados blancos parecían felices antes de empezar. El hecho de que Casillas ya no esté y que ahora esté Keylor, decían que iba a darle la vuelta a la superioridad azulgrana de los últimos años, y es que la culpa de todo era de Casillas.
También nos sorprendió que el secretario técnico blanco optara por Danilo antes que por Carvajal, y parecía que la alineación estaba hecha en función del coste de los traspasos y no del rendimiento en el terreno de juego.
Tardó 5 minutos el Barça en poner en marcha la sinfonía y con un Iniesta disfrazado de Von Karajan, comenzó el recital ante las miradas huidizas de unos rivales que apenas lo fueron.
Acompañados por un Sergi Roberto al que muchos querían vender en Junio y ahora hay que renovarle antes de que alguien se lo lleve, y la solidez defensiva con un Piqué al que los pitos motivan(lástima del fallo de Munir, que si marca Piqué el quinto se cae el estadio) y un Bravo que aunque se adornó en exceso en un par de jugadas estuvo perfecto en otras tres que terminaron de hundir a un rival que estaba groggy.
Ayer el Real Madrid fue humillado por un gran equipo porque Benítez apostó (muy a su pesar) por el talento y no por el trabajo, por contentar al palco y no al vestuario, por demostrar que es muy valiente cuando él mismo sabe que no lo es, y recibiendo una lección táctica de Luis Enrique que sacó lo que tenía pero en los sitios más idóneos.
Y Messi riéndose en el banquillo. Y Casillas desternillándose en Oporto