El perfume de las flores de JAZMIN
En la práctica, la dificultad está en conseguir una grasa completamente pura e inodora, y que al mismo tiempo sea poco propicia al enranciamiento. Algunos perfumistas usan productos compuestos de la grasa de riñonada de buey o carnero, y de grasa de cerdo, sin salar. Otros prefieren el aceite de olivas o el de almendras. Hay quien indica la vaselina blanca y quien utiliza únicamente la glicerina.
Una vez que el cuerpo graso empleado haya llegado a la saturación, se le pone en presencia de alcohol puro a 90º y se sacude todo. El alcohol, que no disuelve los cuerpos grasos, se carga, sin embargo, de la materia odorífica. Enseguida se le destila, y el residuo de la operación estará constituido por la esencia buscada. En el caso de que se haya trabajado con glicerina, el disolvente debe ser cloroformo o éter, pero no alcohol.
Toda esta preparación no necesita un material de laboratorio muy complicado, pero reconocemos que es de una lentitud desesperante, y el aficionado, aún cuando se arme de paciencia, no puede soñar en conseguir un producto verdaderamente concentrado, a no ser que opere en gran escala.
Pero de cualquier modo, una carga de 5 kilogramos de flores, maceradas sucesivamente en cincuenta días en un kilogramo de grasa, llegan a fijar de 4 a 6 gramos de esencia pura.
Existe también un procedimiento de extracción en que se aplican disolventes volátiles, tales como el sulfuro de carbono, el cloroformo, el éter o la acetona, pero en estos casos el material de laboratorio que se necesita es muy completo y costoso, y el aficionado no puede pensar en preparárselo por sí mismo.