Charlie Gordon, un chico con discapacidad mental, cuenta en su diario, con palabras similares a las de un niño que empieza a escribir, las dificultades con las que se encuentra en el día a día. De pronto, unos científicos ven la posibilidad de operarle para lograr que sea una persona como las demás. También lo hicieron con Algernon, un ratoncillo de laboratorio, y la cosa funcionó.
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Este libro lo descubrí gracias al blog de Miradas Enlatadas y por la temática tenía muchos puntos a su favor para gustarme. Lo que no sabía es que iba a ser tantísimo. Hasta el punto de que no sé cómo hablar de él o qué decir sin contar demasiado de la historia.
Empezaré por el libro en sí. Está construido en forma de diario personal (llamados «Informes de Progresos») y con las primeras páginas me han costado bastante avanzar por todas las faltas de ortografía. Dicho crimen está cometido a propósito, ya que la persona que lo escribe, Charlie, es discapacitado mental y no sabe escribir bien. Y es el motivo por el cual no me voy a quejar, ya que le da más énfasis y te hace meter más en la historia. Tampoco es algo que moleste en exceso; se lee bien y no se alarga demasiado.
Charlie fue abandonado por sus padres siendo un adolescente y desde entonces trabaja en la panadería de la persona que se hizo cargo de él. Me dio mucha rabia todas esas veces en las que algunos de sus compañeros se reían de él. E intenté ponerme en la situación de su madre, de verdad que lo intenté, pero no llegué a comprenderla del todo. Su padre me pareció una persona más racional. Los doctores son el típico prototipo de científicos fríos metidos en un laboratorio. No me gustó que tratasen a Charlie como una creación suya o como a un ser humano después de la operación, ya lo era antes.
En 1966 ganó el Premio Nébula. Aunque la ciencia-ficción es la base de la historia, no llega a profundizar demasiado en ella, no detalla la operación de cirugía ni hay demasiados términos técnicos. Pero sí, tiene los suficientes elementos para entrar en esa categoría.
Me resultó muy interesante la evolución de Charlie. Y es más que un libro que invita a reflexionar sobre la sociedad y la investigación científica. También trata de buscarse y conocerse a uno mismo y todo lo que conlleva esa tarea.
Hay momentos y personajes que se llegan a plantear si todo esto fue una buena idea, si no es mejor vivir ajeno a cómo es realmente el mundo. ¿Compensa darse cuenta de cómo te han tratado toda tu vida? ¿Compensa recordar los malos momentos que se alojaban en tu subconsciente? ¿Compensa el precio que hay que pagar por conseguirlo?
Las reflexiones de esta historia no son nuevas para mí, me las he cuestionado alguna que otra vez y creo que nunca me podré de acuerdo conmigo misma.
El cambio de roles también me pareció brillante. Los que antes tenían seguridad en sí mismos por ser inteligentes, llegan a sentirse inferiores, a estar incómodos y frustrados. Nada mejor para entender a una persona que sentirlo en tus propias carnes.
En definitiva, un libro muy recomendado. Los años no le han pasado factura.
Puntuación: 9/10
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