Flores y Plantas de Extremadura
Están en las cunetas, en los caminos, las dehesas, bosques de extremadura y gran parte de la peninsula. Vamos a intentar acercarnos mas allá de su mera contemplación.
Adelfa
Nombre científico: Nerium oleander, de la familia de las apocinaceae
Etimología: la palabra latina Nerium deriva del vocablo griego Neros, húmedo, aludiendo a su apetencia por lugares donde abunda el agua.
El epíteto específico “oleander”, parece ser la contracción latina de “olea”, olivo (por la forma de sus hojas).
La adelfa (Nerium oleander), también conocida (entre otros nombres) como laurel de flor, rosa laurel, baladre o trinitaria… es la única especie aceptada perteneciente al género Nerium, de la familia Apocynaceae.
Adelfa deriva del griego Daphne, la variante española Dafne que significa Laurel,
A lo largo de todo el verano puede producir flores muy vistosas, que, con climas muy benignos pueden continuar hasta bien entrado el otoño. Las flores son muy grandes, en forma de embudo, con colores que pueden variar desde el rojo o rosa hasta el violeta, el salmón o el blanco. Suelen tener normalmente una sola fila de hasta ocho pétalos, pero tenemos otras especies que presentan dos filas. Normalmente florece en primavera y continúa la floración hasta la llegada del otoño.
Originariamente se encontraba en una amplia zona que cubría las riberas de la cuenca del mar Mediterráneo hasta China. Hoy en día ha sido introducida en muchas zonas de clima templado árido. Es frecuente en Argentina, en jardines y como valla mediana de separación en autopistas, como en California, España o Australia.
Las flores de la adelfa son fuente de alimentación para polillas como la “Esfinge de la Adelfa” (Daphnis nerii). Sus orugas se alimentan de sus hojas sin ser afectadas por las potentes sustancias tóxicas. También se ve atacada por el pulgón Aphis nerii.
Principios activos:
Oleandrina, una de las sustancias tóxicas presentes en la adelfa.
El compuesto más característico de la adelfa es la oleandrina, un glucósido con estructura esteroide, muy similar química y farmacológicamente a la Ouabaina y Digoxina, dos cardiotónicos ampliamente utilizados en la insuficiencia cardiaca.
Toxicología y usos medicinales:
Las hojas son ricas en sustancias digitálicas de mayor actividad que en la “dedalera” (Digitalis purpurea) como la oleandrina muy activa, tanto que incluso las mieles procedentes de la libación de las abejas en sus flores, hacen las mieles tóxicas. La intoxicación por adelfa es parecida a la intoxicación digitálica, entre 4-12 horas después de la ingesta se producen alteraciones gastrointestinales acompañadas de náuseas y vómitos, con deposiciones diarreicas sanguinolentas, vértigo, ataxia, midriasis, excitación nerviosa seguida de depresión, disnea, convulsiones tetaniformes y arritmia en aumento, aparece taquicardia, fibrilación auricular y bloqueo con parada cardíaca.
Conviene en caso de que aparezcan los primeros vómitos administrar fármacos analépticos, compuestos que tienen la virtud de controlar el ritmo cardíaco hasta que se normalice por completo.
En zonas rurales se preparaba una loción para uso externo como parasiticida contra la sarna utilizando las hojas frescas de adelfa mezcladas con miel y aplicada como ungüento.
Las especies animales generalmente afectadas por su ingestión son los caballos, las vacas, ovejas y cabras. La sintomatología que se les produce es de debilidad, sudor, irritación bucal y estomacal, vómitos (no en caballos), diarreas, gastroenteritis con hemorragias, temblor, extremidades frías, coma y a continuación la muerte puede ser repentina.
Otros usos:
Como curiosidad en Japón, fue la primera planta en florecer después de la explosión de la 1.ª bomba atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
La adelfa ‘Nerium oleander’, una de las plantas más venenosas del planeta, sigue a la venta en España. De nada sirve que desde el 2004 esté prohibida la venta por su elevada toxicidad (según el BOE ORDEN SCO/190/2004, de 28 de enero, por la que se establece la lista de plantas cuya venta al público queda prohibida o restringida por razón de su toxicidad).
Pese a que por 50 céntimos es posible comprar una planta que podrá convertirse en un arbusto a prueba de sequías, el contacto pegajoso del envés de sus hojas parece anunciar la silenciosa amenaza de una de las cinco plantas más venenosas de nuestro entorno, según algunos expertos.
Estamos tan acostumbrados a verlas en las medianas de nuestras autopistas y autovías, en jardines particulares e incluso parques, que parece raro que puedan ser algo más que simples plantas ornamentales. Pero el Nerium Oleander, más comunmente conocido como Adelfa, guarda algunas sorpresas.
Se suelen ver en jardines privados pero también en parque públicos, algo que solo se puede comprender por el desconocimiento o por supuesta negligencia de quienes las colocan en lugares públicos al alcance de niños y mascotas.
Y es que la Adelfa es altamente venenosa. De hecho ocupa el puesto número 9 en la lista de las plantas más tóxicas del mundo de la revista Popular Mechanics.
Cuenta la leyenda, que durante las guerras napoleónicas las tropas francesas se envenenaron al comer carne ensartada en ramas de adelfa. Sea cierto o no, de haberse producido, los efectos hubieran boicoteado el festín. La ingestión de las hojas de Adelfa supone irremisiblemente, entre 4-12 horas después de la ingesta, alteraciones gastrointestinales acompañadas de náuseas y vómitos, con deposiciones diarreicas sanguinolentas, vértigo, alteraciones nerviosas, taquicardia y arritmias. En el caso de una salud precaria, la parada cardiaca es posible. Pese a ese riesgo, sigue a la venta.
En la Edad Media la adelfa era un ingrediente para componer los llamados “ramilletes mágicos”, que mataban a ciertas personas: se dejaba uno de esos ramilletes en la habitación y el individuo perecía envenenado al respirar sun emanaciones.
En cualquier caso, no se les ocurra nunca llevarse una ramita de adelfa a los labios.