Hace unos días estuve leyendo unos artículos sobre sueroterapia, y esto me inspiró para escribir el siguiente post. La razón es muy simple, para ser un buen profesional sanitario debemos manejar ampliamente nuestro campo de competencias, y personalmente me encontré en la situación de no conocer la totalidad de los sueros que disponemos en el entorno de trabajo.
Por ello, vamos a aprender de una manera sencilla aunque completa los tipos de sueroterapia con los que podemos encontrarnos:
La Fluidoterapia Intravenosa persigue restaurar o mantener la volemia del paciente mediante la infusión de:
- Líquidos y electrolitos: constituyen la reposición hidroelectrolítica, o sue
roterapia, en pacientes que no pueden ingerir alimento por vía digestiva en ese momento pero que no necesitan nutrición parenteral (dieta absoluta). Estas necesidades de agua y electrolitos varían con la edad, el estado de salud, la temperatura corporal y el ejercicio físico que se realice. Sin embargo con ellos es posible compensar pérdidas anormales (sensibles o insensibles) o cubrir carencias nutricionales básicas. - Sangre o derivados: restituyen el déficit de la misma o de alguno de sus derivados en el torrente circulatorio, también llamada hemoterapia.
¿En qué tipo de situaciones estaría indicada la fluidoterapia?
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A continuación, repasaremos una lista de las principales que se nos pueden presentar en nuestra actividad diaria profesional:
- Shock hipovolémico: disminución de la volemia corporal ocasionando una perfusión tisular inadecuada. Puede ser hemorrágico (interna o externa) o no hemorrágico (quemaduras, deshidratación, secuestros en tercer espacio…). En un futuro me gustaría dedicarle un post entero a esta patología.
- Depleción de líquido extracelular: deshidratación (vómitos, diarrea, fístulas…), secuestros tercer espacio (íleo, ascitis o edemas) o pérdidas renales (glomerulonefritis, poliuria osmótica…)
- Depleción acuosa: corresponde a una deshidratación hipertónica que ocasiona una reducción del agua intracelular, bien por escasa ingesta hídrica o por aumento en las pérdidas de agua (sudoración excesiva, diabetes…)
- Depleción salina: disminución del sodio orgánico, sobretodo el del compartimento extracelular que, a consecuencia de ello, se ve menguado. Puede estar causada por diuréticos, nefropatías, pérdidas digestivas…
- Alteraciones del equilibrio ácido-base.
- Hipernatremia: Valores de sodio sérico superiores a 145mEq/l producen un aumento de la osmolaridad plasmática que estimulan los receptores hipotalámicos. Estos desencadenan el reflejo de la sed para alertar al individuo de esta situación. También producen un aumento de la ADH que concentra la orina para ahorrar el máximo agua posible. Puede ocurrir por causas renales, extrarrenales o diabetes insípida.
- Alteraciones endocrinas: coma hiperosmolar no cetósido, cetoacidosis diabética.
- Administración de fármacos vía intravenosa.
Una vez hayamos localizado la etiología causante del disbalance hídrico de nuestro paciente, debemos pensar cuál es la mejor opción para emplear como medida terapéutica. Vamos a centrarnos por ahora en la Sueroterapia, ya que los Hemoderivados los aprenderemos con más detalle en un nuevo post.
Clasificación de la sueroterapia en dos grupos: Cristaloides y Coloides
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Soluciones que se contienen diferentes proporciones de agua, electrolitos y/o azúcares.Son fácilmente dializables en membranas permeables y, al evaporar, dejan un residuo cristalino.
Permiten mantener el equilibrio hidroelectrolítico, expandir el volumen intravascular y aportar (en mayor o menor medida) energía. En función de la concentración de solutos pueden ser hipotónicas (menor que en el plasma sanguíneo), hipertónicas (mayor que en el plasma) o isotónicas (misma concentración).
A este grupo pertenecen:
- Salinas: aportan agua e iones como el cloro y el sodio a distinta concentración. Resultan eficaces en estados de deshidratación, especialmente en caso de vómitos, a parte de en cetoacidosis diabéticas, hipovolémicas con pérdidas isotónicas de sodio…
Debemos tener especial cuidado al aplicarlos a pacientes con antecedentes de insuficiencia cardíaca congestiva (ICC), insuficiencia renal o hepática con descompensaciones hidrópicas. Y no lo emplearemos en hipernatremias, edema agudo de pulmón (EAP), acidosis metabólica hiperclorémica o hipertensión arterial (HTA).
Pertenecen a este grupo el suero fisiológico (isotónico al 0’9%), salino al 3 – 5% (hipertónico) y al 0’45% (hipotónico). - Polielectrolíticas: soluciones isotónicas que aportan al paciente agua e iones cloro, sodio, calcio, potasio, magnesio y tampones. Se utilizan de manera similar a las soluciones salinas. La más empleada es el Ringer lactato, cristaloide sustituto del plasma que contiene lactato, que se metaboliza a bicarbonato rápidamente en el hígado.
No lo emplearemos en alcalosis metabólica, acidosis láctica, hipervolemia o hipernatremia. - Glucosalinas: el suero glucosalino se compone de una mezcla de glucosa y electrolitos que tiene la doble función de aportar agua, iones y calorías (hidrata y alimenta).
- Glucosadas: se componen principalmente de hidratos de carbono, con lo cual es empleado como aporte de agua y calorías no proteicas. Son empleadas para evitar el catabolismo en la reposición hídrica a corto plazo y como aporte extra calórico en nutriciones parenterales. Inhibe la lipólisis gracias a la estimulación de insulina, pero tiene la desventaja de provocar hiperglucemia e hiperosmolaridad con diuresis osmótica si se infunde muy rápidamente.
Existen presentaciones al 5% (isotónica de glucosa), al 10% , al 33% y al 50% (hipertónicas). Las contraindicaciones más generales son anuria, depleción electrolítica, hemorragia intracraneal, diabetes mellitus no tratada, alergia al maíz o enfermedad de Addison. - Correctoras de pH: modifican el equilibrio ácido-base, y en función de su acción se dividen en soluciones alcalinizantes y acidificantes.
Las primeras son las más empleadas, y como su propio nombre indica basifican el pH del entorno corrigiendo la acidosis metabólica. Soluciones hipertónicas como el bicarbonato 1Molar se usaría para una acidosis aguda más severa y el 1/6M para el resto. Las isotónicas como el lactato de sodio actúan más a nivel de tampón, por lo que no se podrían emplear en pacientes con insuficiencia hepática o hiperlactesemia.
Las soluciones acidificantes se emplean en el tratamiento de la alcalosis hipoclorémica. El cloruro amónico 1/6M, de tipo isotónico, es una de ellas.
Son sustancias formadas por partículas de elevado peso molecular que se encuentran en suspensión y no atraviesan las membranas capilares, aumentando así la presión osmótica plasmática y reteniendo agua en el espacio intravascular. Simultáneamente, producen un aumento en la presión oncótica y una hemodilución que favorece la perfusión tisular. Se le considera un agente expansor plasmático debido a la efectividad del movimiento de fluidos desde el compartimento intersticial al plasmático. Sus efectos hemodinámicos son más rápidos y se mantienen más tiempo que los de las soluciones cristaloides, por lo que consigue los mismos resultados con una cantidad menor de fluido. Existen dos tipos de coloides, los naturales y los artificiales.
- Naturales: derivados de componentes sanguíneos. La albúmina aumenta en un 80% la presión oncótica del plasma. Se utiliza a corto plazo para mantener el volumen intravascular, en situaciones de hipoproteinemia, quemaduras graves, reposición de líquidos en plasmaféresis y como tratamiento complementario en paracentesis evacuadoras. No se emplearán en Insuficiencia cardíaca, anemia severa o alergia.
- Artificiales: se componen por dextranos, gelatinas y almidones. Son expansores plasmáticos similares entre sí y de mayor eficacia que la albúmina. Su desventaja principal es que pueden generar reacciones anafilácticas.
Y hasta aquí el post sobre sueroterapia. Espero no haberos aburrido mucho con los tecnicismos, pero me pareció un material de consulta muy completo. Si queréis que profundice sobre algún punto en concreto o puedo serviros de ayuda para resolver dudas, no dudéis en escribirme y dejar algún comentario. Nos vemos el próximo martes.
Bibliografía:
1. Arribas Cachá, A. A; Borrego de la Osa, R; Morente Parra, M. Guía de intervención enfermera: fluidoterapia intravenosa. FUDEN 2006. págs: 58-96
2. Muñoz Alonso, M. A; Jaime Montalván, L. F; Pérez García, A; García Burgos, A; Gómez Luque, A. FLUIDOTERAPIA INTRAVENOSA EN URGENCIAS Y EMERGENCIAS. Consultado el día 13 de junio de 2014. Disponible en: http://www.medynet.com/usuarios/jraguilar/Manual%20de%20urgencias%20y%20Emergencias/fluido.pdf
3. Martínez Abad, M; Delgado Gomis , F. INDICACIONES GENERALES DE LA FLUIDOTERAPIA INTRAVENOSA. MEZCLAS INTRAVENOSAS Y NUTRICIÓN ARTIFICIAL. Tema 10. págs: 266 – 285. Consultado el día 15 de junio de 2014. Disponible en: http://www.sefh.es/bibliotecavirtual/mivyna/miv10.pdf
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