En estos tiempos de consumo desenfrenado, de proliferación de informaciones de todo tipo y de descreimiento en las instituciones -todo ello dentro del marco generalizado de pérdida de los valores trascendentes- resulta realmente conmovedor, altamente motivador y muy reconfortante, el esfuerzo de quienes logran abstraerse de la cotidianeidad focalizando su atención en las cosas realmente importantes.
Por eso, queremos destacar la actitud de los religiosos ortodoxos de Israel que han evitado la tentación de dejarse llevar por la vorágine de la contemporaneidad irrespetuosa -pronunciándose sobre temas como la integración entre israelíes nativos e inmigrantes, las acusaciones contra las fuerzas armadas por violar derechos humanos o la paz con los países vecinos, etc.- focalizándose decidida y eficazmente en una temática trascendente: tras años de discusiones han logrado que se apruebe una ley que permite generar espacios separados para hombres y mujeres en los medios de transporte.
Dado que la misma es de aplicación voluntaria, sería interesante observar en cuantos medios se aplicará realmente -estimamos que no será en muchos porque la proporción de judíos ortodoxos es minoritaria- pero lo realmente importante es -más allá de las estadísticas- la similitud en la forma de pensar de los judíos ortodoxos y de los fundamentalistas cristianos e islámicos: ¡En relación a la igualdad entre géneros -y en muchas cosas más- todos se han quedado en la Edad Media!