Hay que ver las cosas que se lían cuando uno le da a la tecla sin pensar dos veces lo que está escribiendo. O sin pensar una vez si lo manda o no. Cuando escribe y twittea así, por impulso. Ale, porque yo lo valgo. El argumento L'Oréal no es válido para la comunicación 2.0. O sí, pero puede traer muchos disgustos. Y si no, que se lo digan a José María Manzanares: el otro día se le ocurrió contestar al desahogo de Castella -perdón, señor G1- vía Twitter y la lió parda. O grana y oro, que es más torero. Pablo Hernanz lo cuenta muy bien en su blog, así que no voy a repetir yo una cosa pasada de vueltas.
El caso es que servidora, aburrida como iba entre el tracatrá del tren, se enredó en la pelea dialéctica con Manzanares. Y la cosa se malinterpretó. Y aunque hayan pasado unos cuantos días, ahí va una explicación que espero deje las cositas claras.
JMManzanares (JMM a partir de ahora, por aquello de abreviar) apostaba en Twitter por modernizar la Fiesta. Por darle visibilidad. Bien: nada nuevo después de una iniciativa llamada #futurotaurino que al final -o de momento- ha quedado en nada -o en poco, por no ser demasiado dura-. Davaencio preguntó a JMM si no creía que sus compañeros deberían ser tan comunicativos como él, a lo que yo respondí que con que no pusieran tantas pegas para atender a los medios sería suficiente. Y ahí empezó todo.
Lo siento mucho, pero no sirvo para callarme. Ni para aguantar discursos vacíos y proclamas de farol. No soporto que el G10 (o G8, o lo que sea) vayan de paladines de la Fiesta, pidan que los medios se impliquen más en difundir los valores del toreo y luego no estén cuando se les llama. O den largas, que es lo peor. JMM se tomó este argumento como algo personal y su jefe de prensa -y amigo mío-, José Ramón Lozano, también.
Pero no. No voy a dar nombres -de momento-, pero no me refería a ellos. Insisto (y no es la primera vez que lo digo): en laSexta Noticias, el medio en el que trabajo, hemos puesto a disposición del G10 reportajes en los que mostremos la cara más personal del torero, en los que podamos llamar la atención del público sobre aspectos desconocidos de la Fiesta; reportajes diferentes, con otro enfoque. ¿Respuesta? "Vamos a estudiarlo". Salvo Olga Adeva, que se comprometió a que realizásemos un reportaje con Alejandro Talavante y lo cumplió ipso facto -por cierto, Alejandro, cada vez que te grabo sales por una puerta grande... podías venir a la presentación de mi libro a cambio-.
Pero ésa es la diferencia entre una jefa de prensa de verdad y un figurante, que va a remolque de la figura de turno y le preocupa muy poco ayudar a los medios de comunicación a hacer mejor su trabajo. O al menos ayudar a los medios que no son expresamente "amigos".
Mientras se confunda la velocidad con el tocino, mal vamos. Mientras se atienda antes a un "taurino" repeinao con fijador que tiene un programita que escuchan treinta personas en una emisora local que a un medio nacional que quiere difundir la Fiesta en informativos, mal vamos. Mientras sigan contando más los amiguismos que la profesionalidad, mal vamos.
Y no sigo, que me caliento. Y aunque hace frío, no es plan.
P.D.: A todo esto, no os perdáis el post "Píldoras taurinas-mediáticas" de Los toros en el siglo XXI. Sin desperdicio.