Esta es una forma de pensar de muchas personas, jóvenes fundamentalmente, que ha dado lugar a cierta inestabilidad en el mercado laboral, ya que ha provocado que falten profesionales verdaderamente calificados que sean capaces de garantizar un producto de calidad en las empresas.
La falta de empleo es una amenaza real, pero es verdaderamente difícil encontrar muchos parados que hayan completado sus estudios de Formación Profesional correctamente. Los números no engañan, el 62% de los titulados de FP logran incluirse en el mercado laboral antes de los 6 meses de completados sus estudios.
Pero más del 35% de los titulados de ciclos de FP de grado superior desean ingresar en las universidades europeas y ven a la Formación Profesional como un escalón que les permitirá acceder a la educación superior.
De cada tres estudiantes de la educación superior uno ha accedido a ella a través de la FP, y vamos a ser claros, tampoco es que el hecho de elegir un ciclo de Formación Profesional signifique que hay que renunciar a la universidad, pero la FP realmente es una vía de obtener una preparación más cercana al mundo empresarial y sus egresados cuentan con una amplia posibilidad de ingresar en el sistema laboral.
Pese a esto, la matrícula en la formación profesional de grado medio está aún muy por debajo de la matrícula de la escuela secundaria, y este desbalance incluye a un gran número de jóvenes que no son capaces de completar la educación secundaria post-obligatoria. Este es un hecho que debe ser cambiado, hay que lograr reducir la cantidad de jóvenes que sólo tienen una formación básica y aumentar la cantidad de técnicos de nivel medio y superior, hasta que estas cifras sean similares a las del resto de los países europeos.
Este logro podría ayudar a superar la crisis que atraviesa la economía y puede garantizar mejores bases para el futuro económico del país, restaurando al mismo tiempo la cultura de realización personal a través del trabajo.
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