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escribir, hábitos, novela, perder tiempo, tiempo
Si usted ya dedica algún tiempo a escribir (aunque no sea de forma profesional) sabrá que es una actividad muy propensa a las distracciones, abandonos, planes a medio concluir y un constante y molesto sentimiento de que hay algo que debería estar haciendo en este momento y aún no lo hizo, cualquier cosa que eso sea. ¿Le parece familiar?
Aunque estemos dispuestos a escribir y nos hayamos sentado en “postura de trabajo”, listos para comenzar a aporrear el teclado con brío, hay más de una manera de perder soberanamente el tiempo (si usted es proclive a ello). Éstas son las formas más comunes:
Dormir hasta tarde. Todos los días, o casi. Ya sé que uno se siente muy bien levantándose pasadas las 10 de la mañana en un domingo de descanso pero, seamos honestos, no todos los días son domingos y aunque usted no tenga horarios fijos que cumplir debería mejorar la utilización de su tiempo. La ciencia nos dice que ocho horas de sueño son suficientes para descansar de forma saludable. Si la gente (vamos a decir, sólo como forma de nombrarla) normal se levanta a las 8, para empezar a trabajar a las 9 usted debería hacer lo mismo y verá cómo rinde el día.
Horarios irregulares. Hacer una pausa en la actividad diaria para ver una película… ir por algo para picar a media mañana… y de paso salir a cortarse el pelo, porque a esta hora no hay nadie en la peluquería. Sí, ya sé que una de las mayores ventajas de trabajar en casa es administrar nuestros horarios sin supervisores y tener la libertad de ver una buena película en medio de la jornada si nos apetece. Pero sabemos todos que eso no hace el día más productivo, y que hay una buena razón por la que existen los horarios de oficina. Para decirlo de manera simple: tener unas horas continuas de trabajo funciona, mantiene nuestra cabeza enfocada y permite avanzar en nuestros objetivos. Usted puede mantener sus horarios locos si quiere, para probar que puede trabajar así, pero si es seria su determinación de escribir y terminar una novela deberá imponerse una rutina de trabajo regular y cumplirla. Esto no significa que no pueda ser flexible en algunas ocasiones, sólo debe asegurarse que las interrupciones de su rutina de escritura no se hagan un (mal) hábito.
Disponibilidad para interrupciones. Si nuestro entorno no entiende muy bien que hemos decidido escribir una novela, la percepción general es que es un hobby y como tal algo sin mayor importancia, factible de dejarse a un lado por otra cosa que sea necesario hacer en ese momento. Estar en casa no debería ser sinónimo de “estar disponible para cualquier cosa”. Para evitar esto hay que dejar en claro que cuando estamos escribiendo estamos trabajando. Estamos haciendo algo importante para nosotros y agradeceríamos sobremanera no ser interrumpidos por nimiedades. Cierre la puerta de su escritorio, de su lugar de escritura, y cuelgue el cartelito de “no molestar”. O vaya a la biblioteca, donde el silencio es la norma. La tranquilidad, el silencio y la continuidad permiten el pensamiento introspectivo y la creatividad. Esto significa que permiten escribir. Las interrupciones no sólo nos quitan el tiempo que duran, sino que hacen necesario un momento de reenfoque, de retomar el hilo del trabajo de entre 5 y 15 minutos, lo que reduce el tiempo efectivo de escritura drásticamente.
Escribir “conectados”. Vivimos en una época de maravillas tecnológicas. Todo está ahí, a nuestro alcance. Por desgracia para usted, como escritor independiente, esto significa que es vulnerable a perder grandes cantidades de tiempo diariamente. Y lo triste es que ese tiempo se va casi sin darse cuenta. El correo electrónico, la navegación web, Twitter, Google +, WhatsApp y Facebook son grandes herramientas para la comunicación y a veces resultan inspiradoras. Pero hay que tener en cuenta que el tiempo que invierta en ellas no escribirá y (gracias a los vínculos encadenados) puede fácilmente perder la noción del tiempo (y el día completo) sin hacer realmente nada. Ni hablar de otra tecnología como charlas telefónicas, la televisión, los videojuegos y similares. Todas son enormes pérdidas de tiempo cuando les permite entrometerse entre usted y sus metas. No le digo que no pueda divertirse y disfrutar de la tecnología, pero siempre con mesura. No permita que se conviertan en la actividad dominante de su día.
Ser desorganizado. ¿Usted sabe cuánto tiempo se pierde al día en acciones que se pueden evitar siendo un poco más organizado? Dos minutos buscando un archivo, cinco para encontrar la libreta en la que apuntó esa descripción que necesita, quince minutos controlando que todos los nombres de los personajes del capítulo seis coinciden con los del uno. Tener al menos un sistema básico de organización quizás le quite romanticismo a la tarea de escribir, pero ahorra montones de tiempo y disgustos. Escribir con un programa específico para novelistas es un gran comienzo (como Scrivener o YWriter), puesto que organiza el proyecto de novela de forma que tengamos todo a la vista y cada cosa en su lugar. Si escribe en Word, sencillamente cree una carpeta de proyecto y dentro, otras de manuscrito, investigación, escenarios, personajes, etc. Con las libretas y apuntes, más de lo mismo. Lo importante es mantener la disciplina de organización para que se vuelva costumbre y verá cómo es de satisfactorio encontrar todo justo donde debería estar.
Pensar en escribir, hablar de escribir, soñar con escribir, hacer de todo salvo escribir efectivamente. Pensar, soñar y hablar de su novela no hará que se escriba. Todo lo que haga en ese sentido puede sentar bien y hacerle “sentir como un escritor”, pero no lo convierte en uno. Es una pérdida de tiempo y es asombrosa la cantidad de gente que se dedica a ello. Lo único que lo hará ser un escritor es escribir. Cuando escriba, escriba, corrija, escriba, y escriba tanto que su cerebro no pueda encadenar más palabras, entonces será un escritor. Entonces, si aún le queda tiempo, vaya y piense, sueñe y hable de escribir.
Moraleja, conclusión o algo así.
Todos hemos hecho en algún momento algunas (o todas las) cosas que antes menciono, pero si en verdad queremos llevar a buen término un proyecto a largo plazo como escribir una novela:
Levántese temprano.
Mantenga un horario regular.
Evite distracciones.
Sea organizado.
Y sobre todo escriba.