Algunas sociedades chamánicas reconocen que existen algunas formas para que un individuo se convierta en un chamán, es decir, maestro, guía y sanador de su comunidad.
La primera de estas formas es mediante un llamado, esto suele ocurrir principalmente en los primeros años de la pubertad, en la que el niño presenta una extraña sensación dentro de si, espontánea e incluso inexplicable que lo conduce a pensar que será un chamán; por supuesto, esto va acompañado de algunos cambios en la conducta, por ejemplo, suelen preferir estar solos, encerrados en si mismos, en fin, una tendencia que quizá hoy en día sea catalogada como autismo.
También existe una forma más directa, la familiar o por herencia. Esto, como pueden imaginar, sucede cuando el niño tiene padres que lo guían hacia ese sendero, ya que la observación es la base del aprendizaje.
Una última forma, sería por decisión, en la que el individuo decide por si mismo prepararse para desarrollar cualidades propias de un chamán.