Lunes. Día de consulta. –Buenos días Doctora.–Buenos días Chiara. ¿Cómo estás?–Me he enterado que vas a dar una charla sobre los avances en el tratamiento de cáncer de mama.–Efectivamente –contesta–. ¿Vas a venir a escucharme? –me dice riéndose.–La verdad es que me encantaría...pero es solo para médicos. Podríais organizar una para pacientes. –Sí, podríamos –responde ella, antes de pasar a relatarme mi "situación plaquetaria y linfocitaria", programar quimio y recetarme el Neupogen.
Miércoles.Recibo un mail. "Llámame cuando puedas, te quiero hacer una propuesta". Es de la Doctora. El corazón a mil. ¿Me habrán encontrado alguna mutación extraña? ¿Un estudio? ¿Un tratamiento raro y por eso me lo quiere comentar por teléfono? ¿Me estaré muriendo y me quiere avisar con tiempo?...No, eso seguro que no...Qué nervios.
–Pedid y se os dará. Hay un foro en Sevilla en octubre. ¿Te gustaría participar?–Bueno, no sé Doctora...¿En Sevilla? ¿Y de qué va?–Te va a gustar. Y podrías compartir tu experiencia.«¿Qué dice ahora? ¿Yo? ¿En Sevilla? ¿Compartiendo mi experiencia? Que va, que va. Me muero de vergüenza. Además desde que estoy con quimio me noto medio atontada. Ya no soy la que era. Me quedaré en blanco, seguro. Mejor le digo que no.»–¿Qué? ¿Te ánimas? –dice ella.–Vale. –contesto yo.
14 de octubre. Llego al Hospital Virgen del Rocío de Sevilla a las 9 de la mañana. Reconozco a la dra. Ana Casas, organizadora del foro, oncóloga y paciente de cáncer de mama a la vez. Me acerco, me presento. Una mujer encantadora. Admiro su preocupación por llevar a cabo iniciativas que acerquen pacientes y profesionales.Empieza el foro. Unas diez ponencias llevadas a cabo por oncólogos para informar y formar a los pacientes sobre aspectos clave de la fase de diagnóstico, el impacto en la esfera personal de los tratamientos oncológicos y los avances de la investigación en cáncer de mama.
Fue un regalo poder participar. Ver a tantas personas implicadas en hacer del hospital un lugar más humano. Intencionadas en romper la barrera que muchas veces se establece entre médico y paciente debido a la falta de comunicación. Interesadas en formar al paciente con información fiable, para ayudarle a conocer mejor su enfermedad, a gestionar el miedo, a confiar en la investigación.
Una vez leí que Dios pone en nuestra vida las personas que nos hacen falta para llegar a ser lo que estábamos destinados a ser. Desde que estoy enferma, Dios ha puesto en mi vida muchísimas personas que, a no ser por el cáncer, nunca hubiera llegado a encontrar. Entre ellas, la Doctora. Ojalá todos los enfermos tengan con sus médicos la misma suerte que he tenido yo. Ojalá todos los médicos tengan hacia sus pacientes la misma preocupación e interés que tiene ella. Ojalá en los hospitales se vayan construyendo estos puentes entre pacientes y profesionales a base de empatía, confianza y mucha, mucha paciencia.