El Foro de Davos (Foro Económico Mundial de Davos) que se celebra estos días, un año más, en pueblo suizo del mismo nombre, vuelve a ser un “más de lo mismo” con escasas diferencias respecto a los años anteriores. En este recién iniciado 2020, el slogan del Foro es la “sostenibilidad”; una palabra que me provoca escalofríos desde la primera vez que la escuché, porque desde esa primera vez siempre la he asociado a impuestos, corrupción y manipulación.
Dicen los que asisten a conferenciar y a dejarse ver al Foro de Davos que lo que este año proponen (otra vez) es una serie de soluciones a los problemas globales. Miren ustedes; en toda ocasión en la que he escuchado o leído las propuestas de cualquier personaje, grupo o asociación globalista, no he encontrado otra cosa que a unos impresentables diciéndome cómo debo comer, gastar mi dinero, elegir mi auto, mi música, mi ropa y hasta mi pareja si no estuviera ya casado, por qué debo pagar más impuestos y por qué el progreso es malo y el progresismo es bueno. En definitiva, que los promotores del Foro de Davos me están diciendo que no sé planificar mi vida, pero que ellos, y sus políticos y funcionarios afines cuidarán de mi a cambio de convertirme en oveja.
No es de extrañar que los escasos mandatarios que osan enfrentarse al globalismo de Soros, al Foro de Davos o al ejército de medios vendidos al globalismo en sus diferentes corrientes sean constantemente atacados mediante constante desinformación y manipulación sobre sus políticas y los resultados de éstas.
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