Y para remate, por fin entramos en una tienda donde encontramos un paraguas a su gusto, todo azul y con unas estrellas que se despliegan en lo alto, una roja y otra amarilla. Desde luego cumplía sus condiciones, azul y con colorines. Así que mi hijo se ha ido paseando con su mochila en ristre, gorrita en la cabeza y paraguas abierto dentro del centro ¿es o no es para comérselo?. A todo esto se añade que él llevaba sus botas de agua. Vamos que el niño iba de lo más equipado.
Así que a pesar del feo y lluvioso día, gracias a Rayo McQueen hemos pasado una mañana estupenda y divertida.