Director: John Ford
Y ahora no hay quién nos detenga, menos este dolor de cabeza que sigue taladrándome el coco. Tenemos John Ford para rato, los problemas técnicos ya no serán problema, claro que no. Luego de "3 Godfathers", con "Fort Apache" nos ponemos a hablar en serio, y vaya que se nos viene interesante la semana. Vamos, vamos.
Henry Fonda es un militar degradado y enviado a comandar Fort Apache, un lugar en constante peligro debido a los indios Apache. Allá se encontrará con un variopinto puñado de personajes que se debatirán en disputas internas y un conflicto con los Apache que cada vez escala más. Eso en resumidas cuentas.
En virtud del dolor de cabeza, intentaremos hacer este comentario de la manera más rápida posible, lo que ojalá se condiga con cierta brevedad y decencia del texto: la calidad ante todo, pero siempre manteniendo las proporciones y conociendo los propios límites. Así que comencemos...
Suelo encontrarme con comentarios (de famosos y anónimos) que le achacan a Ford cierto racismo y patrioterismo en sus westerns; que se matan muchos indios como si fuera tal cosa, que los estadounidenses, criminales o no, siempre serán héroes por defender la tierra, etc. A mí tal cosa no me parece, Ford no es un sumiso y aunque de vez en cuando nos encontremos con imágenes que exalten cierto sentimiento o ideal, la verdad de las cosas es que de sus películas (cuando corresponde, además) se desprende una sutil pero no por ello menos certera y ácida crítica a los valores estadounidenses. Quizás no todos, pero sí algunos importantes. ¿La lección? Básicamente, que no hay que ser tontos. "Fort Apache" es un gran ejemplo de ello. ¿Estamos ante una película que levante una figura heroica y gloriosa del ejército o de algunos líderes? No señor, y sin embargo ahí se alza la bandera y se elaboran retratos de estos héroes, no para reafirmar héroes sino para revelarlos. ¿Estamos ante una película que promueva ciegamente los valores gringos, que defienda sus acciones y, más aún, pretenda despertar el sentimiento patriota y/o militar en los espectadores? Tampoco, aunque sea fácil decir que sí. "Fort Apache", efectivamente, tiene enfrentamientos entre "americanos" e indios, pero ni loco es el eje central de su relato; el verdadero conflicto y motor narrativo es la contenida pero palpitante disputa interna dentro de este regimiento provocado a la llegada de Henry Fonda, un personaje conservador y egoísta, distante y demasiado serio para su propio bien, quien reemplaza a un John Wayne mucho más amigable y mesurado en sus planteamientos militares y morales/culturales. ¿Las campañas de guerra son por la gloria, sólo por la gloria, o son la salida inevitable a un conflicto sin aparente solución? No es una pregunta bien formulada, pero algo así surge con el visionado: Fonda quiere irse del regimiento, y sólo lo hará con la gloria que le reportaría un triunfo ante los Apache y sus aguerridos líderes. ¿Podría arrastrar a su regimiento a una espiral de violencia y muerte con tal de ganar una medalla? Ford establece de manera bastante clara y precisa las posiciones: o se es realmente honorable, o simplemente se vive de las apariencias; lo peor es que la Historia es caprichosa y la gente del futuro ni se enterará de los verdaderos pormenores. No señor, el discurso de "Fort Apache" no tiene nada de acomodaticio y vendido, por el contrario, está en permanente estado de escrutinio de los valores del ejército y, por ende, de la sociedad estadounidense, congregada en ese espacio que es el regimiento de Fort Apache (tal como lo hiciera en "Stagecoach" con esa pequeña pero elocuente diligencia). El que Ford levante símbolos patrióticos con toda esa mala leche detrás demuestra que el hombre tiene personalidad y valentía, y que su película tiene una calidad que va más allá del potente relato y la contundente ejecución; por lo demás, no veo a los indios retratados como salvajes gritones e inhumanos.
El resto es el impecable cóctel al que nos tiene acostumbrados el buen Ford, a saber: la comedia más desenfadada, las secuencias de acción intensas y frenéticas, personajes de carne y hueso (es decir, que no son pinturas de museo), líos románticos con tintes sociales, además del ya mencionado conflicto moral que deviene en conflicto militar; todo lo anterior ubicado en la notable construcción espacio-temporal, esa que nos inmiscuye de lleno en la época y las personas, con todas su bondades y males... No es de extrañar, en todo caso, que Ford inserte multitud de relatos en su relato principal, y como no quiero extenderme, lo dejamos ahí: el hombre es un multinarrador, alguien que escarba superficies, lo que hacen los grandes directores, vamos...
El tramo final es desolador y avasallador, y nuevamente nos demuestra los grandes dotes expresivos de Ford, que en la presente ocasión es capaz de otorgarle a las polvaredas que se arman en la batalla una entidad casi mitológica y una fuerza narrativa fenomenal: elipsis, creación, destrucción, lo que quieran: el polvo nos transporta. En otras palabras, magistral película, una genialidad, una obra maestra, ya saben... ¿Es necesario elogiar a los grandes nombres del reparto? Henry Fonda, John Wayne... unos colosos. El resto está compuesto por numerosos nombres conocidos y de gran talento tales como Shirley Temple, Victor McLaglen (cuyo rol no me gustó mucho, a decir verdad), War Bond, Pedro Armendariz, George O'Brien, un debutante John Agar, etc.
Ahora... ¡a dormir!... y esperar que el dolor de cabeza se vaya...