¿Qué sucedería si un soldado se encuentra en medio de la batalla y los neumáticos de su camioneta se estropean? ¿Qué pasa si un equipo sofisticado se rompe? ¿Y si alguien está gravemente herido y el vendaje no detiene la hemorragia? Toda la responsabilidad recae sobre los soldados en el campo, y el desenlace puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Para hacer frente a estas posibles situaciones, la semana pasada se realizó un día de competencias entre diferentes batallones del Comando Norte, unos contra otros en una serie de carreras y competiciones. Los soldados tuvieron que competir entre sí para curar heridas o detener graves hemorragias, cambiar los neumáticos de un vehículo blindado, arreglar armas M-16 y más, todo bajo tiempo límite, juzgados por su eficiencia y calidad.
Se dio inicio a la carrera de camillas. Cuatro soldados llevan a otro sobre una camilla a través del campo. Cada equipo con las camisetas de sus unidades, con símbolos y lemas de la unidad. El objetivo de esta carrera es ver qué el batallón puede llevar con seguridad un soldado herido la más rápido posible. Desde el banquillo, sus compañeros los animan.
Ahora es el turno de los medicos. En una gran variedad de estaciones, los médicos, a veces solos y a veces con la ayuda de otros soldados, tuvieron que tratar a las personas imaginando graves lesiones en la cabeza y otros tipos de sangrado en todo el cuerpo, usando una variedad de torniquetes y vendas que en una situación real podría disminuir o cortar el flujo de sangre.
La próxima competencia es una carrera para cambiar los neumáticos de un vehículo blindado, de forma similar a lo que se ve en las carreras de coches profesionales, excepto que esta sería realizada con herramientas simples y con sólo un par de soldados. Esta competición tuvo que ser completada en tan sólo cinco minutos.
La competencia siguiente, se centró en los tanques donde los soldados tuvieron que correr para solucionar 10 problemas en menos de 20 minutos. Después de esto, una prueba para solucionar problemas comunes que impiden que un arma M-16 se dispare correctamente. Esto puede variar desde una parte faltante, hasta un pedazo de franela que quedó atrapado en las minúsculas y delicadas partes internas del arma. Los soldados tienen que averiguarlo por su cuenta.
A continuación fue la competencia de comunicación. Soldados con problemas en los dispositivos como walkie-talkies. Ellos son controlados por tiempo y luego deben realizar una prueba de difusión para finalizar.
Llega la competencia más esperada de la jornada, el concurso de cocina a cargo del chef de cada batallon y su equipo de soldados. Aunque esto no es algo que se aplica en el campo de batalla, es sin duda algo que puede aumentar la calidad de vida en las bases de combate en el día a día. ¿Cuál es la diferencia con los otros concursos de cocina? Toda la comida estaba hecha con los ingredientes más simples suministrados a las bases de las FDI. Los platos, que van desde pollo y atún relleno a ensaladas y postres, eran lo suficientemente buenos para ser servidos en un restaurante de calidad.
La Tte. Coronel Shiri Lavie fue el cerebro detrás de todo el evento. Como oficial de logística en el Comando Norte, quiso darle a los soldados una forma de practicar sus habilidades más importantes de una manera divertida y al mismo tiempo queriendo cumplir varios objetivos importantes: “Se trata de mejorar la capacidad del sistema como un todo para cuidar y soportar situaciones difíciles de la vida real. Otra es la de fortalecer el sentido de unidad de orgullo de los soldados y reforzar su identidad como soldados de apoyo de combate”.
¿Se llevaron a cabo estos objetivos? “Sí,” dijo el Tte. Coronel Lavie. El primer premio lo obtuvo un batallón de ingeniería.
Fuente (y artículo original): IDF