Pocos turistas de los que visitan Londres imaginan que los locales de Bulgari, la joyería de lujo en New Bond Street, tendrían algo que ver con el Papa. Ni tampoco la sede de los inversores Altium Capital, en la esquina de la Plaza de Saint James y Pall Mall. Pero según cuenta el diario The Guardian, estos edificios, situados en uno de los barrios más caros de Londres, son parte de un sorprendente imperio inmobiliario propiedad del Vaticano.
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