El mar entró. Demoró casi un día en regresar a su sitio, desvencijó todo a su paso, arrancó de cuajo casas, pertenencias y también hizo de las suyas con la Tribuna Antiimperialista de La Habana.
Inmediatamente las banderas fueron a parar a varios sitios.
La destrucción del almacén donde se guardaban las banderas de la tribuna provocó que los vecinos que no ven la utilidad de la tribuna pero si respetan a la enseña nacional las colgasen de sus balcones como señal de perseverancia y optimismo.
Las banderas aparecieron primero que el líder. Debe ser por que la bandera cubana es eterna y los dictadores NO.
La selección de fotos fue compartida en el muro de Facebook del periodista cubano Rolando Almirante.
Con información de Facebook.
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