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Llevaba sin ir a la peluquería desde que Bebé Fúturo cumpliera su primer mes de vida y fue para hacerme un corte de pelo realmente corto. Mucho.
Nueve meses después he vuelto porque aquél peinado dejó de existir y mi pelo tenía un corte un tanto amorfo. Me ha costado decidirme porque llevaba un mes planteándome si aprovechar para cambiar el color…
Y finalmente me he atrevido. Quería un rojo fuego, un rojo Navidad, sangre o como queráis, pero un rojo que fuera evidente. Como el color de labios que me gusta.
En ese aspecto he salido un poco decepcionada, pero el corte ha quedado más bonito de lo que me esperaba.