Fotomatón es el segundo libro de Luis Borrás. Cuando uno lee los veinte relatos del volumen se encuentra entre sus letras con ausencias, con dolor por muertes o incluso venganza escrita desde el presente mirando a un pasado. Ausencia que lo llena todo. Miradas desde el presente hacia pasados llenos de pestañas, de juegos de juventud que se convierten en pesadillas de adultez. Leyendo a Borrás uno pensaría que tiene ausencias, de tierra, de padres, de amores no conseguidos. Uno pensaría que es un tipo oscuro y solitario. Un tipo torvo que acaricia la muerte con la mano. Y nada más lejos de la realidad. O al menos de la realidad que muestra. ¿Escondemos un alma oscura que sólo amanece en nuestros relatos? No sabría decirles. No soy capaz de meterme dentro de la piel de quién escribe, yo únicamente trato de disfrutar de lo que leo. Aunque duela. Aunque no puedas evitar mirar al fondo de la habitación mientras lees algunos relatos como Despedida. Aunque a veces la vida te despierte a golpe de teléfono y tu padre ya no esté. Disfrutar pese a todo y quizá gracias a las letras que se meten en la piel porque has vivido esas sensaciones, esos deseos. Imaginarme un amante no humano. Recorrer páginas de relatos que te dicen algo. Quizá leer sea eso, sentir sobre todo. Quizá lo que te guste de algunos autores sea precisamente que te llevan a escaparates que conoces y que sientes como propios. Gentes que has conocido y vislumbrado. No tanto a través de las fotografías que lo ilustran sino precisamente de las letras que lo llenan. Quizá necesitemos en algunos momentos recordar y sentir y para eso no hay duda que las palabras de Luis me han llevado de la mano a mis recuerdos y a mi tierra. Tiene aire aragonés, tiene prosa intimista y necesaria. Tiene dolor escondido que surge de un ramo de flores. Tiene poesía a veces y también mala leche. Tiene todo lo que somos: hijos, padres… personas que sentimos al fin y al cabo. Instantáneas cotidianas que se plasman a lo largo de relatos. Todos diferentes pero con un poso de igualdad en el interior. Lo que nos falta, lo que no tenemos, lo que deseamos. Miro su portada y veo la soledad que luego encuentro dentro. A veces en necesario hablar en silencio y que te hablen de otro silencios y otras ausencias. No sé si ustedes gustarán de leer ausencias, pero en este momento de mi vida quizá necesitaba leer algo como eso. Algo que me recuerde que uno puede escribir y leer sobre ausentes, sobre lo que nos falta. Yo lo he disfrutado. ¿Y ustedes, necesitan algo que les haga recordar? http://feedburner.google.com/fb/a/livefeed?id=ri6e1gq8734efuk7f5arnr56ic
Fotomatón es el segundo libro de Luis Borrás. Cuando uno lee los veinte relatos del volumen se encuentra entre sus letras con ausencias, con dolor por muertes o incluso venganza escrita desde el presente mirando a un pasado. Ausencia que lo llena todo. Miradas desde el presente hacia pasados llenos de pestañas, de juegos de juventud que se convierten en pesadillas de adultez. Leyendo a Borrás uno pensaría que tiene ausencias, de tierra, de padres, de amores no conseguidos. Uno pensaría que es un tipo oscuro y solitario. Un tipo torvo que acaricia la muerte con la mano. Y nada más lejos de la realidad. O al menos de la realidad que muestra. ¿Escondemos un alma oscura que sólo amanece en nuestros relatos? No sabría decirles. No soy capaz de meterme dentro de la piel de quién escribe, yo únicamente trato de disfrutar de lo que leo. Aunque duela. Aunque no puedas evitar mirar al fondo de la habitación mientras lees algunos relatos como Despedida. Aunque a veces la vida te despierte a golpe de teléfono y tu padre ya no esté. Disfrutar pese a todo y quizá gracias a las letras que se meten en la piel porque has vivido esas sensaciones, esos deseos. Imaginarme un amante no humano. Recorrer páginas de relatos que te dicen algo. Quizá leer sea eso, sentir sobre todo. Quizá lo que te guste de algunos autores sea precisamente que te llevan a escaparates que conoces y que sientes como propios. Gentes que has conocido y vislumbrado. No tanto a través de las fotografías que lo ilustran sino precisamente de las letras que lo llenan. Quizá necesitemos en algunos momentos recordar y sentir y para eso no hay duda que las palabras de Luis me han llevado de la mano a mis recuerdos y a mi tierra. Tiene aire aragonés, tiene prosa intimista y necesaria. Tiene dolor escondido que surge de un ramo de flores. Tiene poesía a veces y también mala leche. Tiene todo lo que somos: hijos, padres… personas que sentimos al fin y al cabo. Instantáneas cotidianas que se plasman a lo largo de relatos. Todos diferentes pero con un poso de igualdad en el interior. Lo que nos falta, lo que no tenemos, lo que deseamos. Miro su portada y veo la soledad que luego encuentro dentro. A veces en necesario hablar en silencio y que te hablen de otro silencios y otras ausencias. No sé si ustedes gustarán de leer ausencias, pero en este momento de mi vida quizá necesitaba leer algo como eso. Algo que me recuerde que uno puede escribir y leer sobre ausentes, sobre lo que nos falta. Yo lo he disfrutado. ¿Y ustedes, necesitan algo que les haga recordar? http://feedburner.google.com/fb/a/livefeed?id=ri6e1gq8734efuk7f5arnr56ic