La pareja intepuso la primera demanda contra la cadena de televisión el 2 de junio de 2005, habiéndose emitido el reportaje el 30 de diciembre de 2004. La primera condena imponía a Telecinco pagar 36.000 euros al hijo de Julio Iglesias e Isabel Preysler y 90.000 euros a Kournikova, aunque tras un primer recurso de apelación de Telecinco, se aumentó la cuantía indemnizatoria hasta los 300.000 euros para la tenista por la grave intromisión en su intimidad.
De acuerdo con el fallo del Supremo, que puedes leer completo aquí, "las imágenes en su conjunto los representaban en momentos que la mayoría de las personas, y también los demandantes, reservan para sí mismas, sin exponerlos a la curiosidad ajena; y en segundo lugar, porque la manipulación de tres de las imágenes, presentando a Doña Anna Kournikova desnuda cuando no lo estaba, agravaba la invasión de la intimidad de los dos demandantes, exponiéndolos en una situación que la mayoría de las personas reservan para sí mismas todavía más."
Los comentarios, «intolerables»
El Supremo también cree que Iglesias y Kournikova vieron atacado su derecho a la propia imagen, "porque, amén de no haber consentido la captación ni la difusión de sus imágenes, se les fotografió cuando estaban en un lugar no abierto al público". La sentencia también reprueba los comentarios en "off" que se hicieron en el reportaje, como éste: "Mientras ella enseña hasta el trijuelo, él sigue allí, con su bañador y sus partes púdicas bien resguardadas, que este año los catarros vienen fuertes". "Estos comentarios traspasaron los límite de lo burlesco, satírico o sarcástico para, desde la perspectiva de los usos sociales, que no del buen o mal gusto, servirse de lo soez para denigrar a los demandantes atribuyéndoles unos determinados hábitos sexuales, con comparación incluida de la demandante con un animal, y aludiendo a partes del cuerpo de la demandante en términos que producían un efecto despectivo", justifica el Supremo.
El reportaje emitido constaba de seis fotografías:
Fotografía [-1ª.-]. Don Enrique Iglesias y Doña Anna Kournikova en el agua, que les cubre por encima de las rodillas, frente a frente, ella de espaldas. Él lleva un bañador y ella está desnuda.
Fotografía [-2ª.-]. Doña Anna Kournikova, en la orilla del mar. Camina llevando una tabla de surf desnuda. Se han ocultado los senos sobreponiendo dos dibujos de un tomate.
Fotografía [-3ª.-]. Don Enrique Iglesias y Doña Anna Kournikova como corriendo por la orilla. De frente, ella queda oculta tras él. Él lleva bañador.
Fotografía [-4ª.-]. Don Enrique Iglesias y Doña Anna Kournikova en el agua, que les cubre por encima de las rodillas. Ella desnuda, de espaldas, abrazada a él. Se ha colocado un tomate dibujado ocultando las nalgas de ella.
Fotografía [-5ª.-]. Don Enrique Iglesias y Doña Anna Kournikova sobre la arena. Él tendido hacia arriba y ella, desnuda, arrodillada sobre él. La fotografía se mantiene en pantalla durante diez segundos.
Fotografía [-6ª.-]. Aparece en pantalla junto con la [-7ª.-] y la [8ª.-]. Doña Anna Kournikova, con tanga, sentada en una hamaca, de espaldas.
Fotografía [-7ª.-]. Aparece en pantalla junto con la [-6ª.-] y la [8ª.-]. Doña Anna Kournikova, con tanga, de pie, junto a la misma hamaca, de espaldas
Fotografía [8ª.-]. Aparece en pantalla junto con la [6ª.-] y la [7ª.-]. Doña Anna Kournikova, con tanga, con una rodilla sobre la hamaca, de espaldas.
El comentario en off es de este tipo:
"Van a ver lo que les vamos a mostrar de Enrique y Anna. No van a dar crédito. Hemos encontrado unas imágenes suyas en una playa. Un tanto subidillas de tono, para qué nos vamos a engañar. Vean qué documento. Observándolo con el rigor científico que requiere hemos descubierto varias cosas. Una, que Anna es una muchacha muy bien formada. Como si no nos hubiésemos dado cuenta. Y mucho más desahogada que Enrique. Mientras ella enseña hasta el trijuelo, él sigue allí, con su bañador y sus partes púdicas bien resguardadas, que este año los catarros vienen fuertes.
También hemos descubierto que Anna tiene un tatuaje donde la espalda pierde su santo nombre, y que la capacidad de autocontrol de Enrique es más que notable. Como pueden comprobar, el cantante no sufre ninguna alteración pese a tener encima apareándose como una nutria marina a Anna Kournikova, por encima igual que vino al mundo, sólo que con unos años más. Miren esta secuencia de fotos. Ahí tienen a la pobre Anna ajustándose el tanga. Debe ser que la escueta pieza se le cuela un poquillo por la carbonera, con perdón, con las desagradables molestias que ello produce. Entrañable reportaje. Todo un regalo de Reyes por anticipado y, desde luego, un estímulo para encarar con jovialidad las vacaciones navideñas”.