Fotos antiguas: Diversión en la Glorieta de Atocha

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Con la mirada de hoy retrocedemos a 1920. Por alguna fecha señalada atracciones y tiovivos tomaron la Plaza del Emperador Carlos V. Así se divertía Madrid hace un siglo.

Hoy nos toca aterrizar en 1920. Año en el que, como siempre, hubo relevantes efemérides como el inicio del movimiento no violento de Gandhi, en defensa de los derechos humanos o la entrada en vigor de la Ley Seca en Estados Unidos. Además, mientras el mundo se recuperaba de los últimos coletazos de la terrible Primera Guerra Mundial finalizada apenas unos meses antes, Madrid buscaba la menor excusa para ponerse su mejor sonrisa en ferias y acontecimientos como el de la foto.

En esta viva estampa podemos apreciar una Plaza del Emperador Carlos V, más conocida como la Glorieta de Atocha, totalmente invadida y tomada por diferentes puestos de ferias. Tiovivos, varios carruseles e incluso una rústica noria que aparece en segundo plano. Así eran las atracciones de las que disfrutaban madrileños y madrileñas en las fechas más especiales hace cerca de un siglo.

La fuerza y la vida que se desprenden de la imagen es tal que, con un poquito de esfuerzo, casi nos podemos imaginar el hipnótico movimiento de todos esos caballitos y atracciones que hacían las delicias de los más pequeños. Hasta el imponente y solemne Palacio de Fomento, construido por Ricardo Velázquez y hoy sede del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, parece contagiarse de esta bonita escena, casi uniéndose a una fiesta en la que todos nosotros de algún modo participamos 95 años después de que se celebrase.

En la actualidad toda esta explanada sólo es aprovechada por vehículos que la transitan día y noche, convirtiéndola en uno de los nudos de tráfico más incesantes de Madrid. No obstante, hubo un pasado, un tiempo remoto en el que los peatones campaban por ella a sus anchas, casi sin prestar atención al amenazante tranvía que de vez en cuando se interponía en sus caminos. Señoras con niños de las manos se cruzan con apuestos caballeros ataviados con traje y sombrero. Un bello lienzo que nos provoca cierta envidia ¿A quién no le gustaría atravesar la pantalla para convertirse en protagonista de aquella escena?

El enésimo nostálgico paseo por la memoria de la Villa hoy nos dibuja una sonrisa de complicidad. Madrid hace 95 años también sabía divertirse.


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