Poco o nada podían sospechar aquellos oscuros peatones que estaban transitando por lo que, un siglo más tarde, sería la mirada más representativa y buscada de Madrid. Hablo de la confluencia de la Calle de Alcalá con la Gran Vía, junto al elegante Edificio Metrópolis, haciendo siempre las veces de árbitro, mediador entre estos dos púgiles de asfalto y edificios.
La fotografía, de 1910, nos muestra un Edificio del Fénix y la Unión (actual Metrópolis) en sus labores de construcción bastante avanzadas y engullido por unos rústicos andamios de madera. A su vera, una casita blanca que parece colarse tímidamente en la escena, una edificación que años más tarde cedería su lugar al primoroso Edificio Grassy. Por último, a la derecha del todo asoma otra edificación de un par de alturas y aire más humilde, era la conocida Casa del Cura, actual número 2 de la Gran Vía y primer edificio que sucumbió a la piqueta para comenzar a construir la céntrica calle.
Me fascina esta fotografía por la brutal mutación que sufrieron casi todos los elementos que nos muestra. Se avecinaban tiempos de cambio pero ni los más soñadores podían imaginar el aspecto final que presentaría en décadas posteriores ese enorme cruce de caminos. Madrid se hacia mayor a pasos agigantados y algunos afortunados pudieron vivir aquellos estirones en primera persona.
Fotografía tomada desde casi el mismo punto de vista un siglo después…