Ayer noche, en un intento desesperado de refrescar mi vivienda abrí una de las ventanas y me tumbé en la cama, sintiendo esas ligerísimas caricias frescas que se animaron a visitarme. Un momento de absoluta calma que se vio interrumpido por un sonido cada vez más intenso y cadente. Tuve que levantarme de nuevo para cerciorarme de que lo que escuchaba era lluvia. En cuestión de segundos, el cielo de Madrid se rompió y la calma nocturna se vio alterada por un diluvio, tan necesario como como inesperado.
La tromba acuífera se hizo cada vez más rotunda, una cortina de agua que me obligó a recordar una foto antigua que divisé hace tiempo y en cuanto la veáis entenderéis muy bien el porqué. Corresponde a enero del año 1966. Aquellos días, unas lluvias intensas y prolongadas caídas sobre Madrid desembocaron en imágenes insólitas como ésta, en la que la Villa se disfrazó de Venecia, aunque con uno estado de ánimo y sensaciones bien distintas.
El aguacero caló hondo por toda la capital pero fueron los barrios de Vallecas, Entrevías, Orcasitas, Villaverde y la zona de la Casa de Campo las más afectadas. Barriadas enteras invadidas y tomadas por el agua como vemos en la foto. Calles en las que durante unas horas, en lugar de circular, se navegaba. Hasta la zona del Puente de Vallecas tuvieron que desplazarse helicópteros con escaleras y zapadores con lanchas. La alarma social fue importante y, tal y como recogía la prensa de la época, se registraron más de mil llamadas de socorro en seis horas.
Los mismos periódicos abrían la crónica del día siguiente con estas palabras: " Las gentes de Vallecas están a mereced de las inundaciones periódicas, del mismo modo que las gente del Egipto faraónico...". Al parecer, el causante de estas inundaciones estaba en el colector del Arroyo Abroñigal y su insuficiente capacidad. Como datos anecdóticos de aquellas jornadas, decir que las barcas del estanque del Retiro fueron usadas por los Cuerpos de Seguridad para llevar a cabo las labores de rescate, de hogar en hogar. Recordar también el caso de una pareja formada por un hombre de 40 años y una mujer de 30 que fueron rescatados en una mercería situada en la Calle Peña Prieta 12. Tuvieron que ser extraídos a través de un orificio realizado en el techo. Los encontraron subidos al mostrador cuando el nivel del agua había alcanzado ya los dos metros de altura.
No cabe dudas de que es una imagen a la que no estamos habituados y que nos sorprende de modo notable. Por suerte, la tempestad de ayer, decidió frenar mucho antes.