Caminar por la Plaza de Oriente es hacerlo por un escenario de película, una explanada que ha soportado el caminar de numerosos reyes y reinas y demás gentes de la Corte. También ha aguantado estoicamente el peso de un pueblo que se acercaba a esta exclusiva zona para notar de cerca la vida de palacio. Un entorno maravilloso que gira en torno a este encantador espacio.
En la actualidad, la vegetación y el verde han ganado importancia respecto al estado anterior que presentaba la plaza. Un enorme óvalo cuyo perímetro custodiaban las numerosas estatuas reales que hoy vemos dispuestas en hileras. Una mirada diferente a un lugar de excepcional belleza. Con más o menos años sobre sus espaldas, este escenario sigue abrazando con ternura las horas de aquellos que deciden pasar una rato bajo su cobijo.
Seguramente hoy me acerque a saludarle, recordaré esta estampa y disfrutaré de su magia.
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