Eran tiempos de guerra y de fractura pero la gente trataba de llevarlo de la mejor forma posible, hasta el punto de parecer obviarlo. No sólo en esta imagen, también en otras que he podido ver del mismo período. A los que por fortuna no hemos tenido que atravesar una época así nos resulta complicado entender el gesto relajado de esta mujer que posa así de sonriente para el objetivo.
Una situación que entre 1936 y 1939, en el día a día, el pueblo aprendió a llevar de la mejor forma posible, tratando de seguir con su vida cotidiana. Esto nos lo demuestra no sólo el semblante de la mujer, también la presencia de varios carteles anunciando diversos espectáculos o el letrero de la propia farmacia-perfumería.
Otro cosa que me resulta curiosa es lo elegante y bien vestida que va la mujer, una apariencia cuidada y primorosa. Desde luego ella parecía vivir ajena a una realidad que más de setenta años después, todos esos sacos terreros nos hacen tener tan presente. Algo que a nosotros ahora nos sobrecoge. Para ella, sencillamente, parece que no existen.
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