Les voy a contar las cosas interesantes solamente, porque nadie quiere hablar de doce días seguidos de vacaciones de otras personas. Ni siquiera quiero hablar de doce días seguidos de mis vacaciones, for God's sake. La primera cosa curiosa que pasó en el viaje fue cuando llegamos a Washington (después de 10 horas de vuelo, y 5 horas más en bus desde Nueva York) y salimos a comer. Entramos a un restaurant gringo cualquiera y nada más llegar nos dieron un bowl lleno de palomitas. No sé si eso pasa en sus países, pero aquí en Chile nada más dan pan. So it was kind of great; eso hasta que las probé, porque eran saladas. Qué asco.
Al otro día salimos a conocer el National Mall donde están la Casa Blanca, el monumento a Lincoln, a Washington, a la guerra de aquí, de allá, y de más allá. Pero de esas cosas no hay foto, porque en internet está lleno y la única diferencia con las mías es que en las que tomé yo sale mi cara. Lo único que puedo decirles es que caminamos tanto (tanto) que en un momento dejé de sentir dolor, y mis huesos se derritieron y creí que estaba muerta. But it was great anyway. Amo cuando siento que estoy haciendo algo. No sólo mirando estatuas y tomando fotos. Ah sí, el punto es que el National Mall estaba lleno de áreas verdes, y por lo tanto, ardillas. Aquí no hay, pero allá hay sobre población. Igual miren que linda:
También fuimos a varios museos (como 6 monumentos y 3 museos, y una biblioteca y el congreso y McDonnald's. En un día y medio). En uno de esos vi una pintura de Van Gogh y una de Monet. Y también dormí media hora en una asiento. No me siento orgullosa de eso, but God was I tired. En el de historia natural había más o menos lo que hay en todos los museos de historia natural, pero autentico -cosa que me costaba creer, porque estoy acostumbrada a las replicas-, y entre las cosas más maravillosas que vi están: El primer avión de la historia, el de los hermanos Wright (el real, lo juro, era el real) y esta tiara que le regaló Napoleón a noséquién.
Luego de caminar horas, horas, y más horas bajo el sol de Washington, encontramos un museo al aire libre con esculturas de lo más locas y una fuente de agua. Ya sé lo que están pensando. Fuentes de agua hay en todo el mundo. Sí, sí. Pero en esta había un montón de gente con los pies metidos dentro. Claramente no éramos los únicos que estábamos destruidos.
Now let's move to New York City, the big apple, the city that never sleeps, and all of that.
Llegamos de noche y el asunto era todo oscuro, de apariencia insegura y con bolsas de basura en la acera que parecía que nadie había tocado en días. Lo adoré. Mis viejos no, por supuesto. Solo faltaba el ratón pasando por la calle y ya. (Vi uno, en todo caso, en el Central Park. Mi mamá vio algo entre los matorrales y dijo "mira, qué lindo, una ardilla" y yo "eeeeh, mamá, como te digo esto..." Les tiene pánico a los bichos esos.)Por mucho la mejor foto que saqué en todo el viaje fue esta:
Fui al mosaico de Imagine en Strawberry Fields en el Central Park, y fue lindo porque había un montón de gente y un tipo medio hippie que tocaba con su guitarra canciones de The Beatles. Alcancé a escuchar Strawberry Fields y I wanna Hold your Hand. Iba a poner una foto donde salgo con mi viejo, pero salimos graciosos, y no le gustan mucho las fotos creo. Igual hay una en insta, if you're curious.
De las cosas que quería hacer sólo me faltó ir a Coney Island (muy triste, ya sé, pero éramos 9 personas, dos familias distintas y bueh) y visitar Economy Candy. Pero sí fui a la heladería de Chinatown, y tenía un montón de helados raros, como: sésamo, frijol rojo, wasabi, gengibre, oreo con té verde, lychee, y otras porquerías que no me atreví a probar.
Hay otras cosas a las que no les tomé fotos, como a los camiones de helado (they're real!), algunos tenían musiquita y todo. Y a los chinos. Digo chinos pero eran coreanos. El punto es que había un montón. Cada uno más lindo que el siguiente. Incluso me ofrecí a tomarle una foto a uno que andaba solo e intercambiamos algunas palabras en coreano (hola, 1 2 3, foto, adiós -soy toda una experta-). Estaba medio en el paraíso. También fuimos a la pastelería del tipo de Cake Boss. No veo ese programa pero una de las niñas estaba muy emocionada y los cupcakes estaban bastante bien. Bueh, los dejo de aburrir.Ah sí, Central Park es el mejor lugar para leer. El mejor. Ni siquiera me importa que hubiera un ratón.