Las grandes empresas tienen por delante la delicada tarea de diseñar un nuevo coche para el presidente ruso. Pero decenas de diseñadores profesionales y aficionados ya están compitiendo en el concurso 'El auto del presidente'.
El mejor proyecto será premiado con 150.000 rublos (unos 5.000 dólares). Asimismo serán premiados otros dos ganadores del concurso que involucra a más de 40 profesionales experimentados y estudiantes de diseño, al igual que unos 80 diseñadores aficionados de Rusia y de todo el mundo.
El principal reto de los diseñadores es la combinación de marcas de lujo soviéticas tan conocidas como ZIL y Chaika, con modernas características y tendencias en el diseño.
Sin embargo se permite a los participantes pensar en su propio "diseño perspicaz". La fecha límite se fijó para finales de febrero y el jurado seleccionará a los ganadores el 1 de mayo. El mejor proyecto tiene por objeto proporcionar la base para una nueva serie de coches presidenciales. Aunque será de diseño ruso, su producción está prevista en el extranjero. Abajo les presentamos algunos de estos proyectos.
El portal automovilístico ruso motor.ru eligió el ZiL como la "única marca rusa con una imagen reconocible y experiencia en la construcción de coches de gama alta y una historia lo suficientemente rica como para corresponder a la tarea".
Para asociarse con una tecnología de alta tecnología y fiabilidad los autores de este proyecto proponen usar la marca aeronáutica Sukhoi en su campaña de mercadeo.
El autor ofrece una "austera y cómoda" limusina bajo la marca Marussia.
Esto diseño evoca el "coche más lujoso que se ha hecho en Rusia", el legendario GAZ-13 Chayka. El diseñador ha tratado de conservar los elementos tradicionales en la forma moderna de la limusina.
El autor de este concepto trató de incorporar los elementos del diseño automovilístico de la URSS de la época de la post-Segunda Guerra Mundial en el diseño de la limusina presidencial moderna. La principal inspiración ha sido el ZIS-110.
En la actualidad, el presidente ruso usa los Mercedes-Benz S-Guard Pullman, pero en 2010 el entonces presidente Dmitri Medvédev anunció que en el futuro los dirigentes rusos deberían usar coches de producción nacional.
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