Fracasar con éxito

Publicado el 18 mayo 2013 por Mariocrespo @1MarioCrespo

Mi padre es escultor. Un gran escultor, desde mi punto de vista. Y no lo digo por corporativismo familiar, aunque pudiera parecerlo, pues, además de ser su hijo, tengo una licenciatura en Historia del Arte. Tras obtener cierto éxito en los años setenta, cuando vivía en Madrid y exponía en Skira y trabajaba con el arquitecto Antonio Lamela, decidió volver a su patria chica pensando que allí le resultaría más fácil tener una familia. Sin embargo, ese momento supuso un punto de inflexión en su carrera, un punto que iniciaba una trayectoria descendente. Tan descendente que años después se vio obligado a embarcarse en un negocio familiar y a impartir clases de modelado en la escuela de Bellas Artes. No obstante, nunca dejó de labrar piedra, ni de tallar madera, ni de modelar barro. 

Siendo yo un adolescente con inquietudes artísticas me preguntaba por qué mi padre no había tenido la relevancia internacional que yo le presuponía. Y llegué a la conclusión de que la razón no había que buscarla en su vuelta al pueblo, sino en su extremo sentido de la honestidad. Por eso, cuando me metí en el mundo del cine y de la literatura me marqué como objetivo prioritario navegar por ambos mundos con la mínima honestidad posible. Pero rápidamente me di cuenta que uno no puede luchar contra sus genes, ni contra su educación, ni contra los condicionantes de eso que llamamos valores personales. Y así me va: a día de hoy no tengo editor, ni agente, ni productora, ni un sitio donde enviar mis artículos, ni tampoco ganas de revertir la situación. En contrapartida, tengo la figura de mi padre como referencia y como ejemplo; en otras palabras: tengo el orgullo de haber fracasado con éxito. http://www.cresporivera.com/