Fragmentos 8#. Estupor y temblores

Publicado el 06 junio 2010 por Bookworm
Como esta semana no puedo ni leer, ni reseñar, ni atender el blog por falta de horas os dejo uno de los párrafos más interesantes del último libro que he leído y que me gustado mucho, pero del que todavía no he hecho la reseña.
Desde ayer en que comenzamos, hasta el sábado, nos vamos a dedicar todos los días que quedan de esta semana (menos hoy que será día de médicos) a seleccionar materiales para confeccionar las LAS ALFOMBRAS DE FLORES del día de Corpus. El domingo iremos a hacerlas y como por la tarde (después de unos cuantos años de experiencia) no podré con el alma, creo que no retornaré por aquí hasta el lunes con una nueva reseña, pero al menos intentaré leer y comentar en vuestros blogs por las noches cuando llegue a casa si es que tengo las manos con ánimos para teclear y contestar cualquier mensaje que tenga en la bandeja.

AMELIE NOTHOMB
No es que la nipona sea una víctima, nada más lejos de la realidad. De todas las mujeres del planeta, la nipona no es de las que salen peor paradas. Su poder es considerable: hablo por experiencia.

No: si por algo merece ser admirada la japonesa -y merece serlo-, es porque no se suicida. Conspiran contra su ideal desde su más tierna infancia. Moldean su cerebro: "si a los veinticinco años todavía no te has casado, tendrás una buena razón para sentirte avergonzada", "si sonríes perderás tu distinción", "si tu rostro expresa algún sentimiento, te convertirás en una persona vulgar", "si, en público, un muchacho te da un beso en la mejilla, eres una puta", "si disfrutas comiendo, eres una cerda", "si dormir te produce placer, eres una vaca", etc. Estos preceptos resultarían anecdóticos si no la emprendieran también con la mente.

Porque, en resumidas cuentas, la estocada que, a través de todos estos dogmas incongruentes, se ha asestado a la nipona es que nada bueno debe esperar de la vida.