Fragmentos de ironía y muerte. R.R. López

Publicado el 26 noviembre 2018 por Tomas
¿Puede contarse una historia de terror en una sola frase? 
Los cuentos de terror que componen este volumen fueron escritos entre 1998 y 2018, y contienen narraciones breves y relatos que van del horror más puro a la comedia de terror.
Desde un paseo por el bosque de los suicidas de Aokigahara hasta la simple fiesta de una comunidad de vecinos, el terror puede acechar en el rincón más inesperado.
A fin de cuentas, ¿no es la vida una sucesión de momentos de felicidad y miedo? ¿No son la risa y el terror las emociones más intensas, las que mejor nos recuerdan que estamos vivos?
Esta antología se compone 40 relatos y microrrelatos de terror que a veces incurren en la sátira y el humor negro.

Fragmentos de ironía y muerte. 39 relatos de terror cósmico y humor negro es el último libro de R.R. López, escritor autopublicado cuya combinación de terror y humor surrealista descubrimos en 2015 con Imposible pero incierto y recordamos más tarde con La lógica de lo absurdo. Su nuevo trabajo es una antología de relatos y microrrelatos escritos a lo largo de veinte años, y que se divide en tres partes: 
Fragmentos de muerte, con 19 relatos de terror en los que repasa diversos subgéneros.
Fragmentos lovecraftianos, con 17 relatos inspirados por el universo literario de los Mitos de Cthulhu creado por H.P. Lovecraft y su Círculo, ceñidos al canon pero con alguna reinterpretación personal. 
Fragmentos de ironía,  con 3 relatos satíricos y de humor negro.
Un volumen que incluye un prólogo del escritor Jaume Vicent, un experto en el género de terror, de quien ya vimos las novelas Blackwood: Piel y huesos y La mano del muerto
Lo siguiente que cabe destacar es, que pese a tratarse de textos escritos en tan amplio periodo de tiempo, el resultado es un conjunto muy regular, compacto, tal vez tras una labor de repaso y actualización de los relatos más antiguos. En cualquier caso el resultado es una lectura muy entretenida, rápida y amena, en la que los microrrelatos se alternan con los relatos más extensos, colaborando a la sensación de fluidez. 
Estos microrrelatos, como «¿Quién puede meterse en la mente de un bebé?», «Comprensión repentina» o «Enfermiza necesidad» —de Fragmentos de muerte— muestran que, en ocasiones, basta solo una frase para sobrecoger, para conectar con los miedos del lector y provocar inquietud. En Fragmentos lovecraftianos pasa algo semejante: «Lost in translation», «Tungusca» o «El viaje de Azrael» —por citar solo tres— enganchan al momento con el conocedor de los Mitos de Cthulhu, e introducen además el componente humorístico absurdo tan propio del estilo de R.R. López. 
En cuanto a los relatos más extensos —que aun así se caracterizan por la brevedad—, en Fragmentos de muerte vemos como el autor mezcla sin rubor influencias variopintas y se arriesga con muy diversas formas de terror. 

«La fiesta» emplea el horror macabro del Ero-Guro japonés y recupera a una creación del autor, Los Arcontes del Destino —citados en La lógica de lo absurdo— que provocan reminiscencias a los Cenobitas de Clive Barker. Influencia, este último, que se cuela en «Regreso de la oscuridad» o «El final del corredor» en particular en el segundo, con su relación entre sexo, dolor, placer y atmósfera BDSM. «Exceso de poder» es un splatterpunk al mejor estilo de Jack Ketchum, aderezado con el sentido del humor cáustico de hacer aparecer a cierto artista veraniego de voz estentórea y estilismos dudosos y a sus dos inseparables bailarinas. «El jarrón de la escalera»«La casa» son relatos de corte más clásico, cuentos de fantasmas con un cierto aire de leyenda urbana o creepypasta, de posibles sucesos reales imposibles de creer. 
Mientras que en Fragmentos lovecraftianos tenemos relatos como «Revelaciones» y «Una noche en la roca de las brujas», los más canónicos de la antología, los más ceñidos al estilo original de Lovecraft. Otros como «Diseño inteligente» y «En la guarida del gran dios Pan» añaden pinceladas de humor para aligerar el tono, si bien ambos concluyen de forma inquietante. El segundo, además, cuenta con el propio genio de Providence como protagonista. 
«El modelo Bacon» y «Aire aún más frío» dan una vuelta de tuerca a los originales «El modelo de Pickman» y «Aire frío». El primero aprovecha el estilo oscuro y truculento de Francis Bacon para construir la historia, y el segundo, aun con su desahogo humorístico, refleja la sensación de impotencia que producen los actuales servicios telefónicos de atención al cliente. «Un molesto despertar» es un relato que llama la atención por contar la historia desde el punto de vista de cierto Primigenio. 
Fragmentos de ironía se compone de «Limpieza dental», que satiriza sobre la figura del vampiro y tiene un desarrollo impredecible; «De la enternecedora historia de su Mami y Manolito» una historia de costumbrismo absurdo y tremendista, como una película de John Waters o de un Almodóvar primerizo sin ningún tipo de filtro; y «Tres lecciones de vida de un individuo socialmente inepto», donde la reducción al absurdo es absoluta. 

«Pintura de perro» (1952), de Francis Bacon


R.R. López, aficionado a lo paranormal, introduce en sus relatos gran cantidad de referencias, y algunas de ellas articulan la totalidad de un relato, como el bosque de los suicidas de Aokigahara (Japón) en «Una noche en el bosque de los suicidas» o el bólido de Tungusca (Siberia) de 1908 en el ya citado «Tungusca»
En conjunto, estos 39 relatos conforman una lectura amena, muy ágil y que combina con acierto el estremecimiento y la sonrisa. No importa lo retorcida que sea la historia o el componente gore que tenga, pues siempre está el golpe de humor negro que relaja la tensión narrativa, sino en ese relato, seguro que en el siguiente. Porque las historias de Fragmentos de ironía y muerte contienen escenas y situaciones chocantes, de horror explícito, en especial en su primer bloque: suicidios, cuerpos implosionando, torturas, cortes, sangre, vísceras, mutilaciones... R.R. López, como apunta Jaume Vicent en su prólogo, escribe sin censura propia o ajena.                                                                      De manera que la antología consolida la carrera de R.R. López y lo confirma como una voz destacada en el terror español actual. Un estilo narrativo contemporáneo, que agradará por igual a los amantes de los Mitos de Cthulhu como a los que prefieren el weird y a los que gusten de un terror más físico, más sanguinolento. 
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