Osamu
DazaiColegiala La
editorial propietaria de la revista en la que trabajaba se había visto bastante
afectada por los bombardeos. Además, hubo problemas de corrupción entre los
propietarios y finalmente la empresa quebró. Mi marido se vio en la calle de la
noche a la mañana. Pero gracias a que había conocido a mucha gente durante
todos aquellos años, se juntó con varios compañeros y, a base de poner un poco
de dinero cada uno, crearon una nueva editorial con la que lograron publicar dos
o tres libros. Pero tuvieron un problema con la compra de papel, aquello generó
pérdidas, así que finalmente mi marido acabó lleno de deudas. Tuvo que trabajar
muchísimo para devolver lo que debía y para sacar adelante a la familia. Salía todas las mañanas de casa con aire
distraído y volvía agotadísimo por las tardes. Nunca había sido una persona muy
comunicativa, pero desde entonces se volvió todavía más callado si cabe. Finalmente
consiguieron cubrir las deudas, pero tras todo aquello pareció como si mi
marido hubiese perdido las ganas de trabajar.