Mari Pepa y el club de los pirados
Alfredo
Gómez Cerdá
Mari Pepa y el club de los pirados
Observó
una vez más la carátula, ocupada en su mayor parte por un abigarrado grupo de
gente presidido por los componentes del grupo, vestidos con extraños y
multicolores uniformes, y un gran tambor colocado verticalmente en el que podía
leerse el título.
Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band
Debajo,
la palabra BEATLES estaba formada por flores rojas.
–Mi
abuelo Pablo me explicó que todas las personas que aparecen en esta foto son
famosas, pero yo no conozco a ninguna.
Mari
Pepa se sentó al lado de Víctor y miró con curiosidad la carátula.
–Yo
tampoco las conozco –comentó.
–Son
famosas, pero antiguas –puntualizó Víctor–. Dentro vienen sus nombres, pero los
nombres tampoco me suenan.
–Es
bonito –dijo de pronto Mari Pepa.
–¿Lo
has escuchado?
–No.
–¿Cómo
puedes saberlo entonces?
–Me
refería al título. Creo que si algún día nosotros formásemos un club de verdad,
podríamos llamarnos así: el club de los Corazones Solitarios.
Mari Pepa y el club de los pirados