Baila, baila, baila
Aunque por entonces y no lo veía así, antes, en 1969, el mundo todavía era bastante sencillo. En algunos casos, uno podía expresar su descontento arrojándole una piedra a un antidisturbios. Fue una época relativamente buena. Pero ahora, con esta sofisticada filosofía que nos gobierna, ¿quién le lanzaría una piedra a un antidisturbios?¿Quién se expondría de buen grado a una ducha de gases lacrimógenos? Así es el presente. La red se extiende de punta a punta. Fuera de la red hay otra red. No se puede escapar. Cuando se lanza una piedra, ésta traza una elipse y se vuelve contra uno mismo. Ciertamente es así.