Fran Amador. Tensegridad, ácida cosmo-poesía

Por José Juan Martínez Bueso @JoseJuanMBueso


Tensegridad es un valor dentro de la arquitectura que garantiza la sujeción de los materiales en función a una tensión equilibradora de los elementos. Este es el principio que sigue Tensegridad, el  primer poemario de Fran Amador, persiguiendo la estabilidad emocional en nuestro mundo-torbellino lleno de urgencia y desvarío, y que ha sido presentado la tarde del 27 de mayo en la libreríaAtenea de Zafra. El sentido cosmológico de la obra deriva en una nueva y replanteada Divina Comedia, estableciéndose en cinco partes que agrupan diversos cuadros escénicos guiados por el centauro Bai  (objetivando así la interpretación del poeta-protagonista). Fran Amador disloca el lenguaje en metáforas surrealistas y delirantes creando una realidad claustrofóbica entre el bramor de las máquinas y las computadoras de una sociedad inhumana cercana al holocausto, como se encargan de señalar las ilustraciones Sergio Pinto Briones, Aldo Alcota, Arístides Rosell, Alfonso Reza y María Teresa Trasobares, todas ellas de una gran carga onírica en su figuración, artistas que consiguen una dinámica tensegridad junto a los textos.
Tensegridad es una reflexión poética que nos ayuda a recobrar la armonía dentro un mundo caótico, en donde el arte (lejos de ser anestesiante) significa proceso y cambio cuando es honesto y firme como lo es su autor, Fran Amador.