Revista Cultura y Ocio

Francia inscribe las corridas de toros en su lista de patrimonio cultural

Publicado el 06 mayo 2011 por Alejandropumarino

Francia inscribe las corridas de toros en su lista de patrimonio cultural

Se conoce que los franceses tienen menor tradición democrática que los catalanes en particular y españoles en general, cometiendo un atropello sobre los derechos de los animales, que se transforma prácticamente en burla al incluir entre su patrimonio cultural la aberración de las corridas de toros. Así lo ha entendido la mayoría democrática del parlamento catalán, pionero en legislar sobre los astados, pero obviando otros temas que preocupaban más al pueblo que lo había elegido. Artur Mas está orgulloso de esa decisión que aplaude después de ver a un toro con sendas antorchas atadas a sus cuernos, porque esa tradición no es vejatoria para la bestia, especialmente siendo catalana. Me han comentado que Jordi Pujol disfruta de la fiesta en Sevilla con ibérico y fino, que para eso está mucho mejor Andalucía que las pizzas de casa Tarradellas, por muy autóctonas que sean, mientras la Sra. Ferrusola defiende la autodeterminación entre fandangos y señoritos de cortijo, que se le da muy bien. Los socialistas llevan a sus hijos a colegios internacionales donde se educan en alemán inglés y español, dejando de un lado la lengua a la que se le conceden las prebendas necesarias para que sigamos presumiendo de ser el país europeo con menor conocimiento de inglés. Los franceses protegen su patrimonio cultural y nosotros empobrecemos el nuestros y el de las generaciones venideras, que encontrarán útil el catalán en la frontera albano kosovar, donde está a punto de ser declarado lengua oficial. Por aquellos pagos, bastante más inseguros que la opresora sociedad sufrida por los catalanes independentistas, lo que se matan son personas, pero sin fiesta. A mi, personalmente, me hace menos gracia, pero seguro que Carod Rovira está dispuesto a hacerles una visita para educarlos en la riqueza de lo autóctono. Con dos cojones, claro.


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