"Soy editor. Acepto novelas largas sobre jóvenes enamorados escritas por viejas solteronas de Dakota del Sur, historias de detectives protagonizadas por miembros de clubs selectos y mujeres apaches "de profundos ojos oscuros" y ensayos sobre amenazas de aquí y de allás o sobre el color de la luna en Tahití, escritos por profesores universitarios y otros desempleados. [...] Prefiero sacar un libro con una preventa de quinientos mil ejemplares antes que descubrir a un Samuel Butler,, un Theodore Dreiser y un James Branch Cabell en el mismo año" (apartado I de "El pagaré")
Conocí este relato largo o novelita cortita de tan sólo unas 60 páginas gracias a la reseña que Miss Hurst, administradora junto a Miss Bingley del magnífico blog Las Inquilinas de Netherfield que visito con frecuencia, publicó sobre ella hará sólo cosa de dos semanas. Le dejé un comentario en el que le manifestaba mi admiración por Francis Scott Fitzgerald y el interés por el relato que su entusiasta opinión había despertado en mí. " Voy directo a por él", le decía en el comentario que le dejé. Y no era una frase hueca, vacía, de simple cumplido con una amiga bloguera. No, para nada. Era la verdad pura y dura. Efectivamente a la semana siguiente estando de visita en una librería de Jerez de la Frontera que me recomendaron vivamente, la librería "El Laberinto", casualmente lo vi en el expositor y sin dudarlo un momento lo adquirí de inmediato.
Sinopsis (ofrecida por la propia editorial)
Del autor nada de mi propia cosecha voy a decir aquí. Pienso que su figura será sobradamente conocida por todos los aficionados a la literatura que visitan este blog. De todos modos para no dejar a nadie en la completa ignorancia pongo aquí sin modificar ni una coma la breve biografía que del escritor aparece en la solapa del relato elegantemente publicado por Nórdica Libros:
Como bien dice Miss Hurst en Las Inquilinas de Netherfield poco se puede decir de una obrita tan breve si es que no se quiere desvelar nada importante de ella y destrozar el inmenso placer que su lectura supone. En primer lugar cabe hablar de por qué este relato se traspapeló y quedó en el olvido hasta que fue descubierto por los administradores del legado Scott Fitgerald dentro del mismo; estos administradores lo vendieron a la Biblioteca Beinecke (de libros raros y manuscritos) de la Universidad de Yale en 2012. El gran público norteamericano lo conoció, junto a un buen número de otros relatos y cuentos inéditos del escritor de Minnesota, en una antología publicada en 2017 con el título de I'd Die for You: And Other Lost Stories. Hasta nosotros ha llegado en esta primera edición realizada por Nórdica Libros en septiembre de 2021 en traducción de Blanca Gago.
Cuál fue la peripecia del texto salido de la pluma de Scott Fitzgerald la relata con pelos y señales Miss Hurst en su blog. En síntesis la cosa sucedió así: El autor en el momento de la escritura tenía 23 años y ya empezaba a despuntar en el mundo literario. Ese mismo año, 1920, ya había publicado con magnífica acogida "A este lado del paraíso", razón por la que el editor de Harper's Bazaar le pidió un relato. Scott Fitzgerald lo escribió y lo dejó en la oficina del agente que el novelista tenía en Nueva York para que se lo hiciese llegar al editor de Harper's Bazaar. Pero el agente de Scott decidió enviarlo al Saturday Evening Post, motivo por el que el escritor le pidió su devolución para revisarlo dado el prestigio de la revista. Y a partir de aquí, una vez que el manuscrito volvió a estar en manos de su autor se le pierde la pista. La razón seguramente fue que Francis Scott Fitzgerald estaba en estos momentos plenamente inmerso en la escritura de su novela " Hermosos y malditos" que aparecería en 1922.
El relato de "El pagaré" está puesto en boca de un editor que oculta su nombre y que como se puede comprobar leyendo la cita que encabeza esta reseña entiende su oficio como una ocupación destinada a ganar cuanto más dinero mejor sin interesarle mucho la calidad de aquello que llega hasta sus manos. En algún momento dice que él tiene que sacar a flote dignamente a su mujer e hijos y que más vale un libro malo que venda mucho (historias amorosas, novelas tipo hard boiled o ensayos sobre naderías escritos por universitarios y otros desocupados) que obras firmadas por grandes cabezas pero que el gran público jamás lee.
Como se ve por lo anterior Fitzgerald plantea esta narración como una pulla al mundo empresarial -el mundo de la edición y la distribución- que rodea al creador de literatura. De manera muy ingeniosa se presentan estos dos mundos: el de la creación artística y el puramente mercantil que está a su alrededor. El sarcasmo del autor llega en el relato a tocar incluso el ámbito autoral al presentarnos a un escritor, un médico, que decide internarse en el mundo de los fenómenos paranormales, algo que evidentemente es cualquier cosa menos propio de la ciencia. En la época en que Scott Fitzgerald escribía este cuento la literatura de fenómenos paranormales gozaba de enorme éxito en USA. La ironía, el humor sarcástico, la sorna, la burla, presentes aquí muestran bien a las claras que el de Minnesota tenía en muy poca consideración este tipo de literatura que normalmente presentaba como hechos ciertos puras supercherías.
Junto a lo paranormal el breve relato también toca tangencialmente los efectos que en USA dejó la Primera Guerra Mundial en la que Fitzgerald, como muchos otros jóvenes escritores americanos ( Hemingway, Steinbeck, Faulkner, Eliot y otros), participó sufriendo y viviendo experiencias muy duras cuyo recuerdo lo acompañarían el resto de su vida. El relato gira precisamente sobre uno de los muchos problemas que la participación en el conflicto bélico entrañó a algunos de sus participantes y cómo siempre hubo personas aprovechadas que se lucraron con el sufrimiento y la credulidad de las buenas gentes. Y no digo más porque si no descubriría la trama y como he dicho no quiero hacerlo.
Pero sin duda alguna lo esencial del relato es la burla que se hace del mundo editorial. En realidad cabría decir que hay mucho de metaliteratura especialmente en las primeras páginas del cuento pero referida la misma fundamentalmente a esta pata empresarial despreciada con frecuencia por los artistas pero muy necesaria para que su trabajo de creación les sea provechoso. Así, en esta ficción, ante el lanzamiento de la edición de 300.000 ejemplares del libro " La aristocracia del mundo espiritual" escrito por el médico Harper, su editor está nervioso y lo vemos controlando en lo posible todos los extremos de la salida del libro: su distribución, el escaparatismo, la publicidad, etc.
"La fecha de lanzamiento fue el 15 de abril. El día 14 un contenido silencio invadió las oficinas y abajo, en el departamento de ventas, los empleados miraban nerviosos los espacios vacantes que quedaban entre las pilas de libros, así como los escaparates vacíos, donde tres expertos escaparatistas iban a pasarse la tarde trabajando para disponer los libros en cuadrados, pilas, montones, corazones, estrellas y paralelogramos."
En resumen, pues, esta breve narración toca tangencialmente tendencias literarias que en esos años, 1920, estaban muy en boga: lo paranormal, lo humorístico, lo posbélico y lo propio del mundo editorial... Es increíble que en poco más de 60 páginas quepa tanto; sólo los grandes, y Scott Fitzgerald lo era, aunque en ese preciso momento no lo sospechasen los encargados de enviar, recibir y publicar originales manuscritos, o sea, su agente y cuantos en las sedes de periódicos y revistas literarias se encargaban de estas minucias. Cinco años después de esos olvidos de unos y de otros ese chico ya con 29 años publicaría una novela, "El gran Gatsby", que deslumbrará al mundo. En junio de 2013. casi en los inicios de este blog, publiqué una entrada sobre esta novela y sus versiones cinematográficas que desde aquí os invito a leer [para acceder a esa entrada basta con]
Hace nada -una semana tan sólo- leí un interesante artículo de Ignacio Echevarría en "El Cultural" sobre los libros en cuanto objetos. Creo que lo que allí comenta este critico y editor viene al pelo en el caso del relato comentado. Es cierto que en el mismo Fitzgerald ironiza, considerándolo asunto menor, sobre cuanto rodea al contenido textual de la obra literaria; pero no lo es tanto y mucho menos hoy cuando la fácil reproducción digital de los textos ha originado un enorme roto a la industria que se ha visto atacada y en muchos casos desarbolada por culpa del pirateo informático. De ahí que ahora mismo -y es en esto en lo que insiste Ignacio Echevarría- la presentación del libro en cuanto objeto: su formato, su portada, la tipografía empleada, la calidad del papel, el color y la textura elegidos para las hojas de respeto, etc. no sean asunto menor. Así lo ha entendido Nórdica Libros que ha cuidado mucho estos extremos destacando entre ellos la ilustración de la portada realizada por el dibujante norteamericano Seth. Es la misma ilustración con que salió publicado en 2017 por The New Yorker.
Concluyo con un consejo para aquellos que no se hayan acercado aún a Francis Scott Fitzgerald :empezar por alguno de sus relatos es una magnífica manera de aproximarse a él. Si se deciden por "El pagaré" les aseguro una lectura sencilla y agradable que les resultará plenamente satisfactoria.