Año: 2019
Editorial: Aristas Martinez
Género: Novela (ciencia ficción)
Mars Company y su alta rotación de personal
Una empresa que siempre necesita sangre nueva, lo que no te dicen en la entrevista con la ETT es que los trabajos a los que vas a tener que enfrentarte son una mijita arriesgados, las historias de antiguos empleados lo atestiguan, las mismas que están recogidas en esta novela de novelas que nos recuerda a Bradbury, pero con un día muy malo y un insidioso dolor de muelas.
Componen este libro cuatro historias cortas enlazadas con la excusa de los afanes de la compañía mencionada, Mars Company. Esta estructura de rompecabezas es una de las cosas que nos hace pensar en el bueno de Ray, que compuso sus famosas a golpe de retal, de relato suelto y de su habitual sensibilidad para percibir lo que tenía que quedar junto y bien engarzado. Se arma toda la estructura de la obra con retazos extensos pero que nos enseñan apenas la realidad que se oculta tras los intereses de la compañía que da título a todo el entramado. Parcialidad y omisiones para construir una unidad que parece sólida, que obliga al lector -y eso no está de más en los tiempos que corren del te lo doy mascado como la gaviota a su cría- a rellenar lo que no está dicho, lo que no se muestra, lo que hay entre los cuatro jirones de historia que es este libro.
En este libro todo es más recio, más salvaje; no hay lugar para la contemplación ni la lírica, o esta, cuando aparece, lo hace para potenciar tonalidades agrestes, filosas, para anunciar el peligro inminente. Esta es una novela, sobre todo en sus dos primeros cortes, más árida en temáticas y en la visión del ser humano y sus motivos para estar a tropecientosmil años luz del bar más cercano. El estilo general es lacónico, conciso, todo al servicio de un distanciamiento narrativo que nos deja en la posición de fríos observadores.
Leer como pegar trozos de un jarrón roto
Los relatos de Mars Company parecen ventanas que dan a diferentes lugares de un mismo hogar; fragmentos que han ido a parar lejos unos de otros, pero que se identifican perfectamente como añicos de ese plato que se rompió y dejó desparejada la vajilla buena. Se utilizan varios recursos como pegamento de este aparente descalabro: tenemos las referencias constantes a que se acompañan de la sensación de que, también en lo que leemos, estamos dentro de una epopeya obsesiva y megalómana. Encontramos regueros de migas de pan que nos llevan de una historia a otra, que las emparentan y las hace ser un todo cohesionado y no cuatro cuentos arrejuntaos. Otro ingrediente del citado pegamento es el horror, uno que va apareciendo poco a poco hasta que acaba chorreando por las paredes.
Todos esos nexos nos ubican en una metahistoria que vamos suponiendo, una que sucede en la inmensidad de un universo inabarcable, una de la que no se aportan coordenadas claras para situarnos, pero que sentimos latir y desvelarse ante nosotros.
En un principio nos inclinamos a creer que Mars Company es una narración de exploración y conquista espacial. Una vuelta a esas épicas ya algo obsoletas en el mundo de la amenaza y la distopía en el que vivimos; incluso hay trazas del optimismo típico y algo inocente del explorador avezado. Pero a medida que nos adentramos en la lectura nos percatamos de los componentes de terror psicológico que pueblan las esquinas del libro. Como una especie de espejo que devuelve lo deforme y lo oculto, esta obra nos entrega un miedo metafísico, cósmico, una especie de angustia existencial que nos va calando, que nos mancha hasta que aceptamos que, como especie, quizás, lo mejor sea la extinción.
Cada pieza con su etiqueta orientativa
Creo que es necesario para entender la novela que se hable un poco de cada relato o parte que la compone. Podríamos decir que tenemos tres historias de aislamiento y supervivencia extrema y una de superación (con trampa gozosa). En todo momento encontramos también ese aire de heroísmo a lo far West extraído de una cultura estadounidense pero que identificamos como propia. Personajes que viven en lo fronterizo, rodeados de un peligro siempre dispuesto a lanzárseles a la cara.
El pespunte de los relatos no se ve, bien por el autor, tanto es así que nos preguntamos en algún momento si estamos en el mismo traje. Parece que el hilado es fino, que todo lo que se nos dice en Mars Company pertenece a una misma cuerda infinita de la que se extraen cuatro trozos. Vamos a hablar un poco de cada uno de esos trozos.
"Lo que grita otro mundo"
Historia de un naufragio tecnológico, uno que parece provocado por la arrogancia y la ambición desmedida del bicho humano. Y qué inicio tan macabro, casquería fina para el niño y la niña.
Mira hacia arriba y se topa con los cadáveres flotando. Le hacen gracia. No distingue los cuerpos de los espantapájaros, que también comenzaron a levitar cuando la gravedad se fue al cuerno
En este primer relato se hace patente el gusto del autor por las referencias literarias. A la ya citada novela del leviatán albino se une aquí una evidente querencia por El señor de las moscas. Esta segunda alusión a una novela funciona como alegoría de lo que sucede en la propia trama, así que os podéis hacer una idea, el naufragio es lo de menos, lo interesante viene, siempre, después. Pero aquí lo que zozobra no es ningún avión saleroso por los mares del sur, sino un satélite-colonia que orbita alrededor de Júpiter que, como ya sabemos, es el lugar ideal para que sobreviva la raza humana.
La historia parece querernos mostrar dos temas que suelen ir unidos, recuerden al capitán Ahab, la venganza y la obsesión. Mucho se ha especulado y estudiado sobre qué hay detrás de la gran ballena blanca, esa que aquí toma otra apariencia igual de monstruosa. Personalmente se me encoge el corazón cuando en las narraciones que leo hay humanos desesperados, supongo que me lo llevo a mi terreno y pienso "es tan sencillo descarrilar, tan apetecible, a veces, dejarse guiar hacia la cerrazón propia a través de las aparentes acciones desquiciadas de los personajes de ficción".
"Mapa de las tormentas de Marte"
Sin embargo, algo falla en este tópico, el valor no redime a los héroes, que no son, ni mucho menos, ejemplos de moralidad intachable. Hay amargura, necesidad, los centauros del desierto marciano son más bien perros rabiosos abandonados.
Nosotros, los colonizadores de otros mundos, hemos perdido el rumbo, el apoyo y el romanticismo inherente a nuestra profesión. Nos envían aquí cuando no hay nada más que hacer.
El tono de aventura pervive en esta odisea desesperada. Con matices, asimilamos lo que aquí pasa al mismo entorno difícil que teníamos en el primer relato. Reconocemos de nuevo una narración sobre un naufragio. Asistimos a un deterioro progresivo de la mente del protagonista, a sus esfuerzos por sobrevivir al océano que aquí es la tormenta de arena perpetua del Planeta Rojo.
"Un salto infinito"
Aquí se cambia de registro. Desaparecen los náufragos humanos pasándolas canutas o luciendo salvajismo soterrado por los andurriales galácticos. Parece el corte casi una presentación a la prensa de las bondades de un invento, la sonda Singularity, protagonista absoluta de la trama. Pero en esa asepsia comercial que marca el estilo de la narración algo nos escama, qué es ese recurso de narrar en futuro para exponer acontecimientos sucedidos y finiquitados, quién nos habla en este cuento, cómo sabe por todo lo que pasa la "Singu" con tanta precisión.
Este trozo de Mars Company es una transición entre historias, un puente, un descanso de la violenta lucha a la que hasta ahora habíamos asistido. El tono, mezcla audaz de lírica y épica, ayuda a exponer un viaje alucinante con sorpresa que, no por intuida, dejará de ser agradable.
"Génesis"
Gracias al título, este relato engarza a la perfección con el anterior, son consecuencia el uno del otro. Encontramos una novedad en este último retal de la obra: el absurdo, una especie de humor amargo que no había estado presente hasta ahora.
La sensación de circularidad llega a ser acuciante y muy incómoda. Uno espera el alivio de una reacción, de la rebeldía necesaria, el desparrame de la tensión insoportable que anegue, hasta matarla, esta farsa intolerable. Abstenerse románticos y los que crean que el matrimonio lo soluciona todo.
Estas son las cuatro piezas que componen este libro sobre una compañía voraz y tentacular que, a qué me suena esto, considera la carne humana como combustible para sus aspiraciones. Leed Mars Company, por la calidad de sus trozos por separado y por el desolador panorama que pintan cuando se juntan.