2) "Creo que Laporta cultivó mucho y muy a fondo las buenas relaciones con estas instituciones y eso nos ayudó. Tuvo una actuación decisiva en el mandato de Villar. Se pretendía cambiar el Comité. Lo tenía clarísimo".
3) "Tenemos que asistir. Tenemos que estar al lado de las entidades en las que se ejerce el poder y no darles la espalda. No estar bien con la RFEF nos perjudica a nivel deportivo".
Como es lógico, la caverna y especialmente el entorno concreto del Real Madrid (en adelante RM) y más especialmente aún ese Goebbels de vía estrecha que es Alfredo Relaño, director de As y el tío más ciegamente madridista que ha parido madre, se han echado sobre estas declaración de un imbécil como los buitres sobre unos despojos.
Pero creo, honradamente, que se han precipitado un poco.
Quiéralo el entorno del RM o no, quiéralo Goebbels Relaño o no, las cosas son como son y no como a ellos les gustaría que fueran.
El mundo, la vida, han estado, están y estarán sujetas a un sin fin de controversias. Para desgracia de las almas cándidas todo es discutible y sobre todos estos objetos de discusión se ciernen como aves carroñeras los sofistas de la discusión, que no son sino los apóstoles de la mentira.
No es el tema de si la prevalencia en el ánimo de la Federación Española de Fútbol se inclina del lado del RM o del Barça el más preocupante del mundo, en realidad se trataría de una tontería indigna de ocupar por un sólo instante a las personas serias que se encargan de enjuiciar los aspectos importantes de la vida si no fuera porque, desde Franco y su nefasta herencia, se ha atribuido a este espectáculo, que no deporte, el papel de absorber la lucha social que debería plantearse en otras esferas.
Alguien que se preocupe realmente por lo que está sucediendo en España, alguien que no use anteojeras al acercarse a la realidad, habrá podido comprobar que hay, dicen los sociólogos, casi 20 millones de personas en España, que conceden más importancia a lo que sucede en torno a la pugna RM/Barça que a la lucha por el poder político entre PP y Psoe.
Es triste, lamentable, preocupante, desalentador, todo lo que ustedes quieran pero es así. Y es así porque aquel canallesco dictador se preocupó muy mucho de que fuera así. Es famoso su consejo a un tío al que acababa de nombrar ministro: “Una cosa más, Fulanito, haga v. como yo, no se meta nunca en política”. Y lo decía el tío que estaba aplastando con su bota de hierro claveteada todas las legítimas aspiraciones políticas del pueblo español, al que decía el tío que adoraba entrañablemente. Como si machacar a un pueblo, reprimiéndolo más allá de cualquier límite, no fuera un acto político, de la más canallesca de las políticas, pero eminentemente político al fin.
El caso es que Franco se propuso y consiguió plenamente que todo el pensamiento de un pueblo se ocupara únicamente de lo que le sucedía al RM y que lo hiciera como algo esencial en su propia existencia personal de tal manera que todo lo demás, las circunstancia sociales, económicas y políticas de su vida, al lado de esto, carecieran totalmente de importancia.
Y ésa, que tal vez sea la principal tarea que Franco, desde su perspectiva personal, está resultando decisivamente productiva hasta el punto de que para el españolito medio, ése que pulula desorientado entre todas las contingencias político económicas del país, lo único realmente importante es que el RM le gane, al fin, la Liga al Barça.
Y esto lo saben tan bien los que nos gobiernan que se preocupan mucho más de que este deseo casi universal se cumpla de que se produzca cualquier otro acontecimiento político nacional.
Aunque nos esforzamos en negarlo todos, vivimos en un mundo esencialmente conspirativo, en el que nada de lo que sucede se escapa a los análisis sociológicos correspondientes. Todo es objeto de encuestas y estadísticas y hasta quizá sea bueno que resulte así, que no se deje nada a la improvisación.
Entonces, los que nos mandan saben muy bien lo que se llevan entre manos, por eso el poder sólo aparentemente cambia a sus personajes.
Para el español medio, las cifras del paro sólo son un poco de ruido que ni siquiera percibe si no le atañe a él directamente, lo importante, lo realmente importante, lo absolutamente decisivo en su vida es lo que realmente haga esta noche el RM y el gobierno, sea el que fuere, lo sabe, lo sabe de tal modo que no permite que suceda la locura política de que algo interfiera realmente en los acontecimientos que afectan al RM.
Tal vez para algunos de ustedes, que viven alienados, absortos en sus propias vidas, crean que exagero, pero nada más lejos de la realidad, salgan de sus estrechos caparazones, asomense al mundo, comprueben que los 2 periódicos con más audiencia de largo, son 2 diarios deportivos, Marca y As, con más de 4 millones de compradores, y de tal modo que el número de comentarios de cada tema, en el 1º de ellos, supera el millar. Es realmente asombroso, pero u. no lo sabe o no lo quiere saber, desprecia olímpicamente unos datos que le afectan seriamente mucho más de lo que v. quisiera.
Pero, volviendo al tema, una actividad, la más importante para la consciencia pública de los ciudadanos españoles, no puede dejarse, desde el punto de vista esencialmente político, al albur del azar y de la casualidad, tiene que estar férreamente dominado por los encargados de la actividad política.
Vuelvo al tema de la conspiración. Sería un descrédito intelectual considerable para la buena fama de cualquier gobierno español confesar paladinamente que se ha preocupado más de tomar las medidas necesarias para la buena marcha de un equipo de fútbol que de adoptar las relativas para la estabilidad de la prima de riesgo.
Lo que estoy tratando de decir es que, para nuestros gobernantes, que todo suceda de la mejor manera para que le vaya bien al RM es más importante que las cifras del paro. Vean, si no, cómo ha conseguido algo que parecía imposible, llevarle 10 puntos de ventaja al que dicen todos los extranjeros que saben de esto que es el mejor equipo de la historia. Y lo ha hecho imponiéndole de tal manera, como en el caso de Garzón, a los jueces deportivos o árbitros, la tarea insoslayable de que no sólo gane siempre el RM, sea como sea, sino que pierda o empate el Barça sea como sea también.
En realidad, el tema es tan sencillo de regular y resolver que hasta da vergüenza exponerlo: se llama a los jefes de los árbitros y se les dice: “Oiga, este año la Liga la gana en RM, hagan udes. todo lo necesario para ello” y se hace con todo el descaro del mundo, ante las pantallas de Tv que transmiten a todo el universo las canalladas que para ello se cometen, porque está en juego ni más ni menos que la estabilidad del país.
Y, como es lógico, se instrumentan, siguiendo las normas de Goebbels, las más rigurosas y eficientes campañas de prensa, afirmando que está ocurriendo todo lo contrario de lo que en realidad sucede.
Sí, claro que sí, éste es uno de los ejercicios de cinismo más grandes de la historia, pero a quién le va a importar esto realmente, al fin y al cabo, sólo se trata de un problema de fútbol, pero hemos malgastado lo mejor y la mayor parte de nuestro tiempo intentando demostrar que no es precisamente así, que todo lo que se relaciona con el RM, resulta casi increíble pero es absolutamente cierto, es lo más importante de todo que sucede en España, para desgracia de todos los que, a la fuerza, tenemos que vivir en este asqueroso país.