Hollywood no para de reciclar ideas, prácticamente todos los fines de semana se estrenan remakes y adaptaciones literarias. No es ningún secreto que la industria atraviesa una crisis creativa y, por esto, tiene que recurrir a historias ya contadas. Esta nueva versión de Frankenstein, la archiconocida historia de Mary Shelley pone el foco en los sentimientos de ambos protagonistas y hace dudar al lector sobre quién es el verdadero “monstruo”. En este sentido es bastante similar a la adaptación de Kennet Branagh de 1994, pero Guillermo del Toro aprovecha bien todos los medios para traer una película con una estética gótica muy cuidada y, por desgracia, un exceso de efectos especiales.
Jacob Elordi convierte en oro todo lo que toca. Actuación tras actuación el australiano se está consagrando como una de las grandes estrellas del momento. Podríamos decir que está en su época más decimonónica, poniéndose en la piel del moderno Prometeo y próximamente encarnando a Heathcliff en la nueva adaptación de Cumbres Borrascosas. Elordi, con su magnífica actuación, aporta una sensibilidad especial a esta criatura. Quien también ofrece una actuación muy interesante es Mia Goth, que interpreta a Elizabeth. Si bien su personaje está poco desarrollado, cada vez que aparece en pantalla aporta una presencia magnética. Por el contrario, Oscar Isaac representa a un Victor Frankenstein obsesionado y sufridor, pero no destaca tanto como su compañero protagonista.
Del Toro se mantiene fiel al texto original, pero no lo reinventa. Cuando el espectador está acostumbrado a ver tantas adaptaciones del mismo texto, busca en estos nuevos estrenos novedades que marquen la diferencia. Se tratan los temas clásicos, como la culpa, la venganza o la obsesión por vencer la muerte, pero no aporta una nueva lectura sobre ellos. También encontramos demasiados efectos especiales que le restan realismo a la historia. Lo que sí destaca por encima del guión es la estética, tal y como ya nos tiene acostumbrados el director. El tratamiento de la fotografía, el vestuario y la dirección de arte envuelve al espectador en un armonía gótica, que además refuerza la excelente banda sonora de Alexander Desplat. Toda esta armonía visual acaba eclipsando a los personajes y hace que la trama pierda fuerza. 
Con 2 horas y 30 minutos, Guillermo del Toro construye un relato muy completo sobre este clásico del Romanticismo. Quizás resulte excesivamente larga para los más impacientes, pero en este caso todos los detalles son necesarios para entender la historia del “monstruo” y su creador. Un homenaje bello y cuidado, pero que trascendería si hubiese arriesgado un poco más.
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- ##check## Lo bueno
- La estética y la fotografía.La potente banda sonora de Alexander Desplat.
Es muy fiel al libro de Mary Shelley. - ##times## Lo malo
- No reinventa el mito.
Demasiados efectos especiales.
Algunas actuaciones se quedan flojas.
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- Ambientación 9.0
- Cuidado al detalle, especialmente el tratamiento de colores y el vestuario.
- Desarrollo de Personajes 7.0
- No hay sorpresas porque es prácticamente igual que el libro original.
- Argumento / Guión 7.0
- Muy fiel al texto original, pero quizás se recrean demasiado en sus propias emociones.
- Banda Sonora 8.0
- Es de lo mejor de la película, envuelve al espectador dentro del aura romántica.
- Entretenimiento 7.0
- Aunque es una historia que todos ya conocemos, es interesante ver el toque que cada director le pone.
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- Puntuación Total 6.5 / 10






