Ayer fue un buen día en Alicante. Un gran día sería mejor decir. Llegó con unas cuantas jornadas de retraso para anunciar un evento que ya ha pasado pero que es de esos que dejan a buen seguro una huella indeleble en la memoria de quienes lo han protagonizado. Desde tan lejos comparto la felicidad de los promotores de esta iniciativa, la Logia Constante Alona, que no hace sino poner de relieve el buen hacer del Gran Oriente de Francia en España.
Franklin Albricias Goetz nació en Alicante el día 31 de mayo de 1891. Marcado en su formación por la influencia de su padre, Francisco Albricias Bacás, fue un destacado pedagogo y un activo militante republicano. De nombre simbólico Teófilo, ingresó en la Francmasonería en la logia alicantina Numancia nº3 el 9 de noviembre de 1921, manteniendo su militancia incluso durante el exilio en Argel que siguió a la Guerra Civil.
La relación de Franklin Albricias con el mundo educativo vino dada por su intervención en la Escuela Modelo, fundada por su padre en 1897, y que constituyó todo un novedoso proyecto educativo mixto desarrollado en la ciudad levantina, inspirado entre otros en las ideas de Giner de los Ríos.
Abandona Alicante el 29 de marzo de 1939, exiliándose primero a Argel y posteriormente a Suiza, donde fallecerá en el año 1972.
Como decimos, en el día de ayer, 7 de junio, bajo un sol que a un asturiano a buen seguro le resultaría de justicia, se descubría ante diversas autoridades y miembros de la Logia Constante Alona, del Gran Oriente de Francia, un busto en bronce de Franklin Albricias, obra del escultor Luís Gámez Lomeña.
Desde Memoria Masónica un fraternal y agradecido abrazo.