La vida, para la mayoría de la gente, es ir del punto A al punto B. No para mí. Yo tengo un problema con el punto B.
¿Por qué “Rompecabezas chino”? Bien, estoy hacienda un balance. Lo usé para pensar que mi vida no era simple. Pero aquí, en Nueva York, puedo ver que mi vieja vida era verdaderamente simple.
Es raro pensar que por diez años fui tan feliz. Es verdaderamente horrible pensar que todo eso… todo eso puede desaparecer.
-La felicidad es un desastre para la ficción.
-El drama es una mierda.
-La vida es drama.
-Pero… ¿no quieres ser feliz en la vida?
-Seguro. En la vida. Pero estoy hablando de novelas.
-No hagas como tu padre. No sé… no sé si hiciste algún esfuerzo para volver a la senda del amor…
-No es cuestión de esfuerzo.
-¿Qué es entonces?
-Es la vida. Amas a alguien hasta que no lo amas más.
Me gustaría tener una foto de Wendy en ese momento. Sólo para ver la mirada que me echó en ese momento.
Tú no quieres ser un padre en el sentido tradicional del término.
Si era honesto, tenía que aceptar que había arruinado mi vida.
La única salvación en momentos como estos en los que has perdido la esperanza y no crees en Dios son… los filósofos alemanes. Por ejemplo, Schopenhauer dijo: “La vida es como el bordado. Pasamos la primera mitad de la vida
en el lado del frente, el lado bonito del bordado. Pero gastamos la segunda mitad en el otro lado. No es tan bonita, pero se puede ver cómo se entrelazan los hilos, se puede ver cómo se hace”.
Si tu inglés no es impecable, rápidamente te sientes como una especie de retardado. Todo el mundo, con educación, baja a tu nivel.
Es otra cultura.
Cuando comienzas una nueva novela, tu trabajo es imaginar, tratar de vislumbrar cosas que no existen. Eso es lo que es escribir. Ir al encuentro de los fantasmas del futuro. No de los que están muertos y enterrados. Los fantasmas del futuro.
Ray tenía toda una teoría sobre que los padres divorciados éramos guerreros. Tipos que no van a dejar ir a sus hijos.
Clavado en el suelo, se ve que la obsesión de Nueva York es el cielo. La imagen que Nueva York vende es el horizonte, rascacielos, penthouses, azoteas… Todos quieren alcanzar el cielo. En realidad, la ciudad se divide en dos. La primera vez que llegas aquí, no puedes ser parte del mundo de “arriba”. Tiene que trabajar tu camino hacia arriba, desde abajo. El asfalto de Nueva York es como la piel de un boxeador después de un combate. La piel de un zoombie… un tatuaje… piercing… grietas… la escara de un drogadicto… Ésa es mi vida en Nueva York por el momento…
Y esa esquina contradijo toda su imagen de Estados Unidos. Había oído que era simple y organizada. Que Nueva York fue diseñada en una cuadrícula matemática para simplificar las cosas. Pero el hecho es que las cosas nunca son simples.
Me siento como en Barcelona.
¡Metémela hasta adentro!
Pensé cómo mi padre nunca hizo las cosas que yo hice por mis hijos. No sólo los tiempos felices, los repletos de sucesos, sino incluso los momentos comunes como éste. Los que piensas que son inútiles, que no pasa nada, que parecen carecer de sentido. Pero, de hecho, son importantes. Porque esos momentos vacíos forman parte de tu vida. Eso es la infancia. Y me perdí eso. Y lo eché de menos.
Caminamos por horas. Él habló de la Nueva York que conoció. No preguntó nada de mí.
No te involucres en esa mierda.
Aquí, en Nueva York, en la esquina de la Octava y la Avenida A, mis padres se amaron. Esas diminutas iniciales en la acera eran una especie de prueba fundamental de que mi nacimiento no fue un accidente.
-Siento que podríamos tener un nuevo comienzo.
-Para serte honesto, tengo miedo de sentir que es una especie de comida recalentada.
Siento que el amor es confrontar con lo desconocido. Tiene que haber una chispa.
-Es curioso que encuentres tu vida tan complicada.
-Mira tu vida o la mía.
-Es complicada… ¿y qué?
-Vine a Nueva York para estar cerca de mis hijos que tuve con una británica con la que viví por diez años y que se mudó aquí para estar con un americano. Tengo un hijo con dos lesbianas. Me casé con una mujer china para ser estadounidense. ¿Y la vida no es complicada?
-¡Se nota que no vives en China!
Hay una chispa. Quédate.
-Tengo un problema con el final.
-¿Por qué?
-Es una especie de espantoso final feliz.
-Es cierto, muchas historias se alimentan de la miseria. Pero cuando encuentras la felicidad, no hay más que decir. Es el tiempo de parar.
-¿Estás hablando de la vida o de las novelas?
-¿En qué piensas?
-En la vida.