
Ya no intentaba evocar su recuerdo.
Ella volvía cuando le apetecía, en sueños, en mentiras y en sensaciones vagas de algo ya vivido.

Lo que pasó antes de conocerte no cuenta. Y no me puedo imaginar un después.
Cuando la escuchaba, Eleanor tenía la sensación de que todo, el mundo entero, no era como ella había creído hasta entonces.
Y eso era bueno.
Eso era genial.
