«Descalifican a la gente que ha nacido hermosa, no sé, porque no se lo han ganado. Sólo es un accidente de la naturaleza. Pero nadie arruga la nariz y dice: "Bah, nació con un talento musical natural", o "Su inteligencia para las matemáticas es innata"; de hecho, si es así obtienen mayor respeto. Si se trata de atletas, de campeones de ajedrez o de artistas de lo que sea, todo el mundo piensa que son fantásticos. Pero si se presentan a concursos de belleza todo el mundo se burla».
La cita que os traigo hoy es de Cosas por las que discutimos mi chica y yo, de Mil Millington, un libro poco conocido. Lo leí hace mucho y tengo pendiente hacer una relectura. Recuerdo que me pareció muy divertido, pues es un libro con el que te ríes a carcajadas y con el que es fácil sentirse identificado, pues tanto los personajes como las situaciones son muy cotidianas. Eso sí, no hay ningún tipo de trama, es simplemente el día a día, contado con mucho humor, de un protagonista muy divertido. Pero vaya, cada uno tiene un humor diferente, así que si os ha llamado la atención, os recomiendo darle un vistazo a la reseña para ver alguna muestra del estilo y leer mi opinión con más profundidad.
La crítica que podéis leer en la cita se contextualiza por el hecho de que la novia del protagonista es una rubia despampanante, pero eso no significa que sea tonta. Me parece una reflexión curiosa; nunca me había parado a pensar algo así. Soy como esa gente a la que el narrador critica, de las que aplaude el talento natural de algunas personas para actividades relacionadas con el arte o el deporte, mientras que suelo menospreciar a la gente bella. Ya, está mal dejarse llevar por estereotipos, me doy cuenta.No me parece que en general la gente desprecie a aquellos que han nacido guapos, sino que sienten (sentimos) envidia, pero eso pasa igual con cualquier otro talento. Lo que sí es verdad es que se suelen despreciar los concursos de belleza, y en parte lo entiendo. Creo que la diferencia entre estos concursos y otros relacionados con el arte o el deporte es que la belleza es algo muy subjetivo. Este tipo de competiciones se basan en un canon establecido y lo perpetuan, cosa que hace que las personas que no se ajustan a ese canon se sientan desgraciadas. Eso no pasa con, por ejemplo, la música, pues si no se te da bien, pasas a otra cosa, pero no vas a operarte para ser mejor cantante, mientras que, a raíz de la imagen de persona que venden en los concursos de belleza, sí que hay gente que cambia su aspecto porque se siente inferior.
Soy una persona que no se preocupa mucho por el aspecto físico. Acepto que no me parezco a ese modelo canónico y, aunque a veces me siento mal por ello, no trato de cambiar. No suelo maquillarme, ni arreglarme, ni preocuparme por la ropa. Si puedo ir dos veces al año a la peluquería, mejor que ir tres. Entiendo que no hay que juzgar a nadie antes de conocerlo, que ser guapa de nacimiento no hace que tu vida sea más fácil, pero no acepto los concursos de belleza por el daño que hacen a la sociedad, imponiendo un modelo físico a seguir. ¿Qué opináis vosotros sobre este tema?