Fraude laboral: ¡La culpa es de los parados!

Publicado el 28 noviembre 2014 por Rgalmazan @RGAlmazan

Ya lo saben ustedes. Y no lo digo yo, sino que lo denuncian los inspectores laborales. Parece que esta inspección se ha convertido en un complemento de la reforma laboral --que ha hundido en la miseria a los trabajadores ahogándoles en el empleo precario, los sueldos ínfimos y las jornadas interminables— al perseguir a los parados.

Así lo han manifestado los inspectores de Trabajo que se han hartado y denuncian que tienen presiones para inspeccionar a los parados mientras que siguen impunes las largas jornadas que los trabajadores se ven obligados a efectuar, sin cobrar horas extraordinarias, con el fin de mantener su empleo.

O sea que ahora lo importante es descubrir que hay parados que trabajan cobrando sin tener contrato y por lo tanto sin pagar impuestos ni la cuota de la Seguridad Social. Y, naturalmente, la culpa es del parado, en ningún caso del empresario que le acoge, el fraude es del currito. Lógico. El parado es un canalla que engaña a la Seguridad Social y a Hacienda a conciencia, mientras que el pobre empresario –que se ve entre la espada y la pared— no tiene más remedio que mantener esta situación ilegal de forma forzada y en contra de su voluntad.

Y además no importa que el trabajador se vea obligado a trabajar más y ganar menos, eso parece, según la UPIT (Unión Progresista de Inspectores de Trabajo), que insiste en que se están malgastando los medios que se emplean para vigilar el mercado laboral.

Está claro que para el Gobierno es más importante descubrir fraude en algunos desempleados que controlar las pésimas condiciones de trabajo que se conculcan de forma alarmante.  De hecho, las cifras hablan de por sí, de 500.000 casos inspeccionados sólo un 2% de los parados controlados compatibilizan prestación de desempleo y trabajo (además de cargar la culpa al trabajador cuando es el empresario quien le tiene sin contratar). Por otra parte, de la inspección sobre las condiciones de trabajo –duración de jornada— los casos fraudulentos son del 40%.

Entonces, ¿cómo se puede entender que sólo el 11% de las inspecciones de trabajo se dediquen a vigilar condiciones y pagos de salarios, mientras que más del 50% se dedica a controlar a parados?

Es obvio que no sólo hay pocos inspectores de trabajo, además se están utilizando mal, con el fin de estigmatizar a los parados y despreocuparse del incumplimiento del pago de salarios, o de la duración de la jornada laboral, o del impago de horas extraordinarias. Se trata de culpabilizar al parado, de cargarle el escapulario de que es un defraudador cuando los datos dicen lo contrario. Y sin embargo, los empresarios, al no ser inspeccionados, no parece que cometan infracciones laborales.

Una prueba más de que este gobierno se ceba con el débil y protege al poderoso. Otra razón más para tener claro que es un gobierno con intereses precisos: debilitar a los trabajadores, penalizar a los parados y apoyar a los empresarios. Y no lo digo yo, lo dice un sindicato de inspectores de trabajo (la UPIT). Otra desvergüenza más y van… ¡Basta! todos juntos debemos acabar con este gobierno cobarde y corrupto.

Si no les votas, les botas 

Salud y República