Revista Cultura y Ocio

Freaks (I). Hombres lobo, mujeres barbudas y niños lanudos

Publicado el 22 octubre 2013 por Aranmb

No eligieron ser como eran, pero lo pagaron con creces. A los ojos de una sociedad cruel que rechazaba al diferente, deformidades, un peso o una estatura fuera de lo común o, incluso, cosas aparentemente tan banales como haber nacido con demasiado pelo en el cuerpo, a muchos de ellos sólo se les abrieron las puertas del mundo del espectáculo, tan cruel como aportador de suculentas ganancias. Pero también en el mundo freak hubo clases, historias con final feliz o trágico, lágrimas y carcajadas. Comenzaremos hablando de aquellos a los que hizo famosos un magnífico, leonino, exageradísimo exceso de pelo.

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Hipertricósicos: los hombres y mujeres perro (o león)

Afectados de hypertrichosis lanuginosa, rara mutación genética que hace que el cuerpo se cubra de lanugo, pelo suave y arrubiado que llega a medir, en ocasiones, varios centímetros, lo que les confiere el aspecto de un perro de aguas. Ni tiene cura ni ocultación posible: después de afeitado, el pelo vuelve a crecer rápidamente. Por ello, los hipertricósicos han venido dedicándose, desde tiempos remotos, al no siempre amable mundo del espectáculo, casi el único en el que eran aceptados. Apenas se han documentado cincuenta casos en los últimos tres siglos.

Petrus Gonsalvus, el salvaje gentilhombre de Tenerife

Tenerife, España 1537 -  Capodimonte, Italia 1618 (81)

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Canario guanche, fue enviado a los diez años de edad a la corte francesa, como regalo para el rey Enrique II. La extrema rareza de su condición, casi desconocida en la época, haría que el rey le profesase un gran cariño: Petrus, avalado por el monarca, llegaría a estudiar humanidades y a especializarse, ahí es nada, como somelier real. Casado con una dama de Catalina de Médicis, Petrus tendría varios hijos, de los que seis padecieron también hipertricosis. La más conocida, Tognina, fue retratada, entre otros, por la pintora Lavinia Fontana.

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Maphoon y Moung-Phoset, la familia sagrada de Birmania

Ava, Birmania ¿?¿?

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El primer contacto con esta curiosa familia pilosa tuvo lugar en 1826: John Crawfurd, en una visita a la provincia birmana de Ava, conoció a Shew-Maong, un hombre afectado de hipertricosis y que servía como bufón en la corte desde la tierna edad de seis años. Del matrimonio -convenido, por aquello de hacer gracia o, según algunas versiones, para castigar a la muchacha- de Shew-Maong con una bella joven nacieron, sobre 1830, cuatro niños. Una de ellas, Maphoon, sufría de hipertricosis, como su padre, y daría a luz a muchos hijos, entre ellos a Moung-Phoset, peludo también y padre, a su vez, de una joven pilosa llamada Mah-Mé. Mah-Mé murió en la adolescencia por alguna enfermedad; Shew-Maong, al parecer
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, fue asesinado. Pero las dos generaciones intermedias viajaron, y fueron las primeras en hacerlo, por aquella Europa ansiosa de conocer exóticas curiosidades como la que, sin duda, ocupaba a estos birmanos. Se dedicaron al mundo del espectáculo desde 1885, año en que estalló la guerra en su país, y recorrerían, durante aquellos últimos años del siglo, todas las capitales europeas. Residieron en Londres, en París y en Estados Unidos; quienes les conocieron afirmaron que eran una familia culta, educada y amable. Tras su paso por el circo Barnum, se retiraron. Probablemente los pingües beneficios obtenidos del que fuera el mayor espectáculo freak del mundo les diera como para retirarse y vivir en el anonimato lo que les restó de vida.

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Fyodor Yevtishchev, Jo-Jo, el perro del Cáucaso

San Petersburgo, Rusia 14.3.1868 – Salónica, Imperio Otomano, 31.1.1904 (36)

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De él,en el Reino Unido, sólo se dijeron mentiras. Había que vender entradas. Fyodor, en contra de lo que decían los folletos que, ávidos de truculencias, leían sus espectadores, no había sido criado por lobos en la estepa siberiana, sino por un padre devoto que, durante toda la vida, creyó que lo del hijo había sido un castigo divino. Cuando saltó el charco para trabajar con  P.T. Barnum, vendió su vergüenza a cambio de uno de los sueldos más altos del freak show: 500$ semanales -de los de 1886- si accedía a comportarse, sobre el escenario, como un hombre salvaje. Los modales de Fyodor eran, en realidad, refinadísimos, pero nadie pudo saberlo nunca. Falleció de neumonía, a bordo de un barco a su paso por Salónica, cuando se dirigía a iniciar un tour europeo.

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Alice Doherty, la niña lanuda de Minnesota

Minnesota, EEUU 14.3.1887 – Dallas, EEUU 13.6.1933 (45)

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Era toda una gatita dorada. Literalmente. Su destino ya estaba escrito cuando la nacieron, suave como un cachorrito y cubierta, de los pies a la cabeza, de un frondoso pelaje rubio. Aunque nunca disfrutó de ser exhibida, lo cierto es que tuvo relativa suerte si es que habemos de compararla con otros freaks: sus padres nunca la abandonaron y, de hecho, desde que comenzó a “actuar”, a los dos años, lo hizo siempre acompañada de su madre. Juntas recorrerían todo el Medio Oeste estadounidense,donde la niña lanuda alcanzó gran fama hasta que se retiró, por su propia voluntad, en 1915. Murió, voluntariamente olvidada y soltera, en Dallas,víctima de una neumonía (aquí, su certificado de defunción).

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Julia Pastrana, la indescriptible

Sinaloa, México 1834 – Moscú, Rusia 25.3.1860 (26)

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Su aspecto, desde luego, no pasaba desapercibido para nadie. Y la cuestión es que, irónicamente, la Pastrana no fue del todo infeliz antes de que un avispado empresario de espectáculos la descubriera en un tren camino a Sinaloa, su región natal. Sobre el escenario bailaba con una gracilidad muy alejada de lo grotesco de sus rasgos y, aunque ganaba dinero a expuertas, realmente era Theodor, su dueño y futuro marido, quien lo utilizaba en su beneficio. Es posible que su matrimonio con el empresario, después de una búsqueda pública de pretendientes que se convirtió en toda una opereta publicitaria, fuera una farsa,como lo eran las historias que se contaban sobre el pasado de Julia como niña salvaje o, incluso, sobre su pertenencia a una especie a medio camino entre el mono y el humano. Pobre Julia. Murió al parir, en el frío moscovita, a un niño hipertricósico que apenas si vivió un día y medio. Theodor, para el que el negocio lo era todo, no quiso enterrarlos: los vendió a un científico que convirtió a la familia infeliz en momias, para exponerlas previo pago.

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Las momias Pastrana, madre e hijo, dieron tumbos de uno a otro propietario durante más de un siglo, hasta que arribaron, para desagrado de una sociedad que, por fortuna, ya había cambiado. Fue en Estados Unidos, en los años 70 del siglo XX, y los cadáveres ya eran despojos de lo que un día habían sido, víctimas de múltiples traslados, de las vicisitudes de la historia, de su mal embalsamamiento y de los afilados dientes de los ratones. Encerrados en una caja en una universidad noruega, fueron entregados a las autoridades de Sinaloa en 2013. Ciento cincuenta años después, Julia pudo descansar en la tierra que le vio nacer y en la que, probablemente, hubiera sido más feliz de lo que fue.

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 Stephan Bibrowski, Lionel

Bielsk, Polonia 14.3.1868 -  Italia, 1932 64)

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Decían de él que había nacido semanas después de que a su padre lo atacase un león acabante de escaparse de un circo, en un remoto pueblo polaco en el que, desde el primer día, lo habían tratado como un apestado. Era mentira. La verdad había sido más triste, si cabe: descubierto a la tierna edad de cuatro años, fue vendido por su madre a una empresaria de circo alemana que, afortunadamente para Bibrowski, tenía buen corazón. Le proporcionó educación y una vida saludable antes, eso sí, de “traspasarlo al circo Barnum, en Estados Unidos. Allí Bibrowski reemplazaría a Jo-Jo, pero tan sólo por cinco años. Volvió, en cuanto pudo, a su adorada Alemania, donde colaboró en varios estudios médicos y se aficionó a pintar acuarela.

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Hirsutas: mujeres barbudas y eslabones perdidos

Aunque frecuentemente leve, el hirsutismo, idiopático o causado por enfermedades que provoquen un exceso de andrógenos, es, en contadas ocasiones, exhacerbado: así surgen las mujeres barbudas -aunque pocas de las que se anunciaron como tales en las ferias lo eran: abundaron las barbas postizas…- y las mujeres mono que se vendían como el paso intermedio entre el ser humano y nuestro ilustre y peludo primo primate.

Krao Farini, Krao

Laos ~1872 -  Nueva York, EEUU 16.4.1926 (54)

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Costó 350$ y, por un error idiomático, los europeos que la compraron en su país natal la llamaron durante toda la vida krao que, en realidad, viene a significar algo así como “eh, tú“. Era la única forma en la que sus padres se dirigían a la niña hirsuta con la que recorrían pueblos, haciéndola pasar por mezcla entre mono y humano y, a las pruebas me remito, otorgándole un cariño más bien escaso. Detrás de su aspecto simiesco, Krao albergaba un buen corazón, una inteligencia excepcional -en tan sólo unas semanas aprendió los fundamentos básicos de los idiomas inglés y alemán-

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y una coquetería como pocas: decía preferir Londres a Laos donde, afirmaba, no se podían comprar ni joyas ni vestidos bonitos. Pero también era buena actriz. A cambio de un sueldo más que correcto, Krao aprendió a deleitar a las masas fingiendo andares simiescos, trepando por los árboles y chillando como el más digno de los primates. Murió, víctima de la gripe, a los 54 años, después de haber pedido en su testamento ser incinerada. Krao, ávida lectora y conocedora del mundo en el que vivía, quería evitar a toda costa que su cuerpo sin vida fuera exhibido como había pasado con el de Julia Pastrana.

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Dora Gutterman, Lady Lionette

Nueva York ¿? -  ¿? ¿?

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“Si mi piel fuera clara, y si pudiera maquillarme la cara y vestirme con uno de esos vestidos caros que sí me puedo permitir, sería más hermosa que la mayoría de las mujeres que vienen a verme al circo”. A Dora Gutterman, judía neoyorquina, no le había quedado más remedio que exhibir su hirsutismo para sacar a su familia de la miseria. Y no le fue mal. Con un sueldo medio de 300$ semanales, pudo retirarse bien situada en 1930, pero -y a pesar de todas las visitas a las clínicas de estética- jamás consiguió quitarse la frondosa barba oscura que le nacía de la cara. No siempre se puede tener todo.

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Sidonia de Barcsy

Actual Budapest, Hungría 1.5.1866 - Drummond, EEUU 19.10.1925 (59)

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Nació baronesa y sin un solo pelo en la cara. La barba no le llegó hasta bien entrados los 19 años, tras haber parido a su primer hijo. Horrorizada por su nueva situación, tuvo la suerte de contar con el apoyo de su marido, el barón Antonio de Barcsy, que amenazó con divorciarse si Sidonia se afeitaba la barba y que ordenó volver a colocar todos los espejos de la casa, retirados para salvaguardar los nervios de la baronesa. Los de Barcsy, barbuda ella, un poco obeso él y enano, como resultó ser, el niño, asumieron su nueva realidad recorriendo el mundo exhibiéndose voluntaria y, ¿por qué no decirlo?, exitosamente.

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Annie Jones, Esau

Virginia, EEUU 14.6.1865 - Brooklyn, EEUU 22.10.1902 (37)

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Era una mujer hermosísima o, mejor dicho, lo hubiera sido sino fuera porque ya nació con barba y, a los nueve meses de edad, ya tenía la de un hombre adulto, frondosa, oscura e imposible. Con once hijos más, los padres de Annie, a quien llamaban cariñosamente Esau, no pudieron decir que no cuando P.T. Barnum vino a buscarla. A los nueve años de edad ya era la freak mejor pagada de su época, y una de las pocas mujeres que, por entonces, disponía con entera libertad de un dinero que administró bien, pensando en una vejez que, sin embargo, no llegó a disfrutar. Murió con apenas 37 años, en brazos de la madre que nunca había querido dejarla partir, tuberculosa.

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