"Chopin tose con una
gracia infinita ..."
(George Sand)
Hay en la raiz del Romanticismo un desencanto primordial: el que le inspiran la Razon y la Politica. La Razon, esa despota del siglo XVIII que quiso abarcar y explicar todo; la Politica, que, d la mano de la Revolution Francesa, prometio hacer del hombre un ciudadano y termino precipi tandolo en la frustration. De ese desencanto el Romanticismo nunca se recupero. Suplanto asi el floreciente egoismo burgues que lo circundaba, por la propia interioridad que lo deleito con su desconsuelo; al escenario de la convencion y el apego pragmatico a la realidad opuso el culto a la ensoñación y aficion por lo raro. No pudiendo habitar el mundo que lo oprimia, hizo un mundo de si mismo y en el se replego. Romantico fue el hombre que impugno la consistencia moral de su presente. Pero en lugar de convocar a la lucha que remodelara ese presente, propuso, desalentado, la abstention y alzo ante el, como unico pendon, la indiferencia. El triste desenlace de los ideales de 1789 vino a probarle que los suenos de redencion, si de ellos no se despierta a tiempo, se convierten en pesadillas.
Descreyo, en consecuencia, de todo porvenir Salvador presintiendo que, en los dias por venir, no k aguardaban sino las decepciones de siempre. Dio entonces un paso al costado. Nada espero ya de manana, nada del hoy. Que hizo entonces?Aprendio a esperarlo todo del ayer, de sus devaneo: de errante sin pausa y del desvelo sin fin. Repudiadas la coherencia puramente formal, desdeñado, por improcedente, el afan de literalidad, el corazon romantico reivindico con feroz resolucion la verdad del sujeto concreto y paso a conjugar la vida en la primera persona del singular. Fue, en una palabra, todo sentimiento.
Nunca desde los dias en que el soplo de la modernidad barrio la: calles de Europa arrasando dogmas, brujas y condenas me dievales, los atributos de la Razon se vieron mancillados df tal modo.
"El que desea y no obra, engendra peste" -advirtio William Blake, convocando al ejercicio de la pasion y ha ciendo de esta la ley primera del arte. El mundo de los simbolos hermeticos, lo remoto, la ruina y la penumbra, ingre saron en tropel al repertorio axiologico del Romanticismo. Sin perder oscuridad, la Edad Media gano subita transparencia. Ella fue, entre los aportes que el pasado pudo hacerle, el que mejor encarno sus anhelos de atemporalidad. En ella vio el romanticismo ese ayer que era materia de su desvelo presente; un cosmos poblado de misterio y trascendencia; morada incomparable donde venir a hospedar su noble de sasosiego.
Horowitz plays Chopin
Ballade in G Menor Op.23
Vladimir Horowitz
Pero el Romanticismo no solo rehabilito los demorados siglos medievales. Promovio tambien, acaso sin proponerselo, el fervor por lo nacional al exaltar las antiguas tradiciones locales y hacer del lenguaje popular la materia de su desvelo estetico. Por discutibles que hoy puedan resultar los imperativos que lo lanzaron de votamente al ayer, alentó con ellos el despliegue del historicismo en una direccion y con una fuerza inusitadas. De igual modo, su airada desconfianza ante la actualidad fue; se lo haya propuesto o no, el humus propicio para el desarrollo del espiritu critico.
El ideal del progreso no fue, para el romantico, sino un ideal encubridor de eternas injusticias.Lo desdeñó con la misma firmeza que se aferro a él la sociedad de su tiempo.La Historia, se creyo, no redimia sino por la intensidad con que era capaz de ser vivida. Nada, ningun logro objetivo, podria poner fin a la incesante tension de los siglos. Preanunciando el auge ulterior del senti-mentalismo, el joven Werther cosecho con su suicidio, en pleno Siglo de las Luces, una adhesion sorprendente y una comprension escandalosa. Byron, homologando tercamente h Grecia deslucida de su tiempo a la Atenas de Pericles, se hizo matar por los turcos al comba-tir por su independencia. No, no habia razon mejor fundada que la que arraigaba en el dor de ensonacion. Bien valia la pena vivir y morir por el.
"Mon coeur -escribio Senancour er su Obermann- desire tout, il veut tout, il contient tout. Que mettre a la place de cet infini qu'exige ma pensee...?" Si, antes que sujeto social, el hombre era un corazon hambriento . Sentia y por eso existia.
Meditando la evasiva naturaleza de la musica, Taine supo decir que ella "Puede expresar mejor que cualquier otro arte los vagos ensueños, los pensamientos ondulantes, los deseos sin objeto y sin limites, la confusion dolorosa y tragica de un corazon que aspira a to-do y al que nada le interesa". Y si es cierto que estos dos rasgos distintivos del Romanticis-mo - el desapego y la simultanea sed de totalidad - encontraron su cauce mejor dispuestc en la musica, no menos lo es que la literatura no le anduvo a la zaga. Si en el siglo VIII los escritores fueron, como sostiene Hauser, "los guias intelectuales de Occidente", en el XLX pasaron a ser, decididamente, los proveedores de aliento sentimental. Un sentimentalismo que, siempre cabe recordarlo, se expandia con franca hostilidad hacia el mundo circundante.
De hecho; la perspectiva romantica resulta indiscernible si no se la concibe como fruto de la imposibilidad de resistir la tension entre el yo y el mundo.Con cuanto aprecio pero tambien con cuanta resolucion supo hacerselo notar Balzac a George Sand a proposito de sus diferentes concepciones de la novela! Pero acaso nadie haya revelado mejor que Novalis la aspiracion mas recondita del alma romantica en su relacion con el arte. ''El arte, señalo, debe mostrarse ajeno de manera atractiva; debe alejar su objeto y, sin embargo, permitir que se lo conozca y que atraiga...Todo, segun Novalis, ganaba estatura poetica si se sabia ponerlo "en la lejania".El ingreso de lo real a la atmosfera romantica se lograba dando "a lo ordinario un aspecto misterioso; a lo desconocido y a lo finito, una significacion infinita". Razon, discernimiento critico, sentido comun, no fueron, para el temperamento romantico, mas que un repertorio de nociones marchitas. Solo las grandes parado-jas y el alma absorta en su propia intensidad eran, para el, capaces de interpretar y manifestar la verdadera idiosincrasia del hombre. Crear no signified para el romantico sino habitar y suscitar la embriaguez de los sentidos.
Esa tension excedia sus fuerzas y no dudo en apartarse de ella. Opto por la interioridad y el ensimisma-miento y en ellos se concentro. Amurallado en su orgullosa soledad, idealizo el dolor y santifico la nostalgia.
Es que el romantico se complacia en hablar de si mismo como un desconocido.El era otro para si y ni siquiera sus creaciones mas personales debian entenderse como siendo estrictamente suyas. Poseido y arrebatado por un poder que lo trascendia, el llegaba a producir lo que luego no reconocia sino como ofrenda o don de su vida heteronima.Acaso Arnold Hauser tenga razon y, con ello, el romantico no buscaba sino un "refugio contra la realidad". Convengamos, no obstante, que si su propuesta, como un todo organico, se perdio en la extravagancia, muchos fueron los aportes parciales de los que aun hoy se nutre nuestra civilizacion. Convengamos ademas que es dificil saber, a ciencia cierta, que es la realidad.
Escrito por
Santiago Kovadloff